martes, 12 de octubre de 2010

El Miedo


El miedo global



Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.


Y los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.


Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.


Los automovilistas tienen miedo a caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.


La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.


Los civiles tienen miedo a los militares. Los militares tienen miedo a la falta de armas.


Las armas tienen miedo a la falta de guerra.


Es el tiempo del miedo.


Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.


Miedo a los ladrones y miedo a la policía.


Miedo a la puerta sin cerradura.


Al tiempo sin relojes.


Al niño sin televisión.


Miedo a la noche sin pastillas para dormir y a la mañana sin pastillas para despertar.


Miedo a la soledad y miedo a la multitud.


Miedo a lo que fue.


Miedo a lo que será.


Miedo de morir.


Miedo de vivir.






El Diablo es extranjero



El culpómetro indica que el inmigrante viene a robarnos el empleo. Y el peligrosímetro lo señala con luz roja. Si el intruso, el venido de afuera, es joven y pobre y no es blanco, está condenado a primera vista por indigencia o inclinación al caos o portación de piel. Pero si no es joven ni pobre, ni oscuro, de todos modos merece la malvenida porque ha venido a trabajar el doble a cambio de la mitad.


El pánico a la pérdida del empleo es uno de los miedos más poderosos en estos tiempos del mundo gobernado por el miedo.


Y la verdad es que el inmigrante está siempre situado a primera mano, ahí no más, a la vista, a la hora de encontrar culpables del desempleo, de la inseguridad y de otras muchas temibles desgracias.


Antes Europa derramaba sobre el mundo, sobre el mundo entero: soldados, presos, campesinos muertos de hambre... que eran protagonistas de las aventuras coloniales y han pasado a la historia como mensajeros de Dios. Era la civilización lanzada al rescate de la barbarie.


Ahora el viaje ocurre al revés. Eso quiere ser la invasión de los invadidos. Los que llegan o intentan llegar desde el sur al norte son protagonistas de las desventuras coloniales que pasan a la historia como mensajeros del Diablo. Es la barbarie lanzada al asalto de la civilización.




Guerras mentidas



Las guerras se venden mintiendo, como se venden los autos. Son operaciónes de marketing y la opinión pública es el target.


En el año 1964, el presidente Lyndon Johnson, denunció que los Vietnamitas habían atacado dos buques de los Estdos Unidos en el Golfo de Tonkin. Y entonces el presidente Johnson invadió Vietnam.


Cuando ya la guerra había destripado a una gran multitud de vietnamitas, en su mayoría mujeres y niños, el ministro de defensa de Johnson, Robert Mac Namara, confesó que el ataque del Golfo de Tonkin nunca había existido.


Los muertos no resucitaron. Y en Marzo del año 2003, el presidente George Bush denunció que Irak estaba a punto de aniquilar el planeta con sus armas de destrucción masiva. Eran, según él, las armas más letales jamás inventadas.Y entonces el presidente invadió Irák, cuando ya la guerra había destripado una buena multitud de irakies, en su mayoría mujeres y niños. El propio presidente Bush confesó que las armas de destrucción masiva no habían existido, que esas armas más letales jamás inventadas habían sido inventadas por él.

Cuando, hace ya unos cuantos años, mi mamá me daba instrucciónes para vivir, entre otras cosas me aseguró que la mentira tenía patas cortas.


Pero la mentira tiene patas larguísimas, porque en las elecciónes siguientes el pueblo recompensó al presidente Bush reeligiéndolo.


Mujeres



San Juan Crisóstomo decía: "Cuando la primera mujer habló, provocó el pecado original" y San Ambrosio concluía: "Si a la mujer se le permite hablar de nuevo, volverá a traer la ruina al hombre".


La iglesia Católica, les prohíbe la palabra.


Los fundamentalistas musulmanes, les mutilan el sexo y les tapan la cara.


Los judíos muy ortodoxos empiezan el día agradeciendo: "Gracias Señor por no haberme hecho mujer".






Saben cocer.


Saben bordar.


Saben sufrir y cocinar.






Hijas obedientes.


Madres abnegadas.


Esposas resignadas.






Durante siglos o milenios ha sido así, aunque de su pasado sabemos poco.


Ecos de voces masculinas. Sombras de otros cuerpos.






Para elogiar a un procer se dice: "Detrás de todo gran hombre hubo una mujer", reduciendo a la mujer a la triste condición de respaldo de silla.




Puntos de vista 1




Si Eva hubiera escrito el génesis... ¿Cómo sería la primera noche de amor del género humano?. Eva hubiera puesto algunos puntos sobre las ies; quizá, digo yo, no sé, hubiera aclarado que ella no nació de ninguna costilla, que no conoció a ninguna serpiente, que no ofreció nunca ninguna manzana a nadie y que nadie le dijo que: "Parirás con dolor" y "Tu marido te dominará"... Y que todo eso, diría Eva, no son más que calumnias que Adán contó a la prensa.


Puntos de vista 2



Si las Santas, y no los santos, hubieran escrito los Evangelios... ¿Cómo sería la primera noche de la era cristiana?. Las Santas hubieran contado que estaban todos de muy buen humor; todos: la Virgen, el niño Jesús resplandeciente en su cuna de paja, el buey, el asno, los Reyes Magos recién venidos de Oriente y hasta la estrella que los había conducido a Belén... Todos, todos contentos, menos uno. San José, sombrío, murmuró: "Yo quería una nena".




Violeta



En los tristes años de la dictadura del general Pinochet, en Chile, el Régimen decidió cambiar los nombres de veinte poblaciónes de los suburbios más pobres de la ciudad de Santiago; y en el rebautizo, una de las poblaciónes, la población Violeta Parra, recibió el nombre de algún militar heróico, pero sus habitantes se negaron a llevarlo, se negaron a llamarse con otro nombre que no fuera su nombre; y en unánime Asamblea dijeron: "Somos Violeta Parra o nada". Y así riendieron homenaje, una vez más, a aquella campesina cantora, de voz gastadita, que en sus peleonas canciónes había sabido celebrar los misterios de su tierra y de su gente.


Violeta era, era pecante y picante, amiga del guitarreo y del converse y del enamore y por bailar y por payasear se le quemaban las empanadas... "Gracias a la vida..." cantó en su última canción y un revolcón de amor la arrojó a la muerte.




Los Nadies



En una esquina del semáforo rojo, alguien traga fuego, alguien lava parabrisas, alguien vende banderitas o muñecas que hacen pipí. Alguien lee el horóscopo dando gracias a los astros porque se ocupan de él. Alguien habla con el teléfono después de colgar el tubo. Alguien conversa con el televisor. Alguien riega flores de plástico. Alguien sube al ómnibus en la madrugada y el ómnibus sigue estando vacío.


Hoy voy a contarles a mi modo y manera algunas historias de "Los Nadies", que son muchos.



Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres...Que algún mágico día llueva la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte, pero ni en lloviznita cae la buena suerte, ni hoy, ni mañana, ni nunca. Por mucho que a los nadies les pique la mano izquierda o se levanten con el pié derecho o empiecen el año cambiando la escoba...Los nadies, los dueños de nada, los hijos de nadie, los ningunos, los ninguneados que no son aunque sean, que no hablan idiomas sino dialectos, que no profesan religiones sino supersticiones, que no hacen arte sino artesanía, que no tienen cultura sino a lo sumo folclore, que no son seres humanos sino recursos humanos, que no tienen nombre sino número, que no figuran en la historia universal sino en la crónica roja de la prensa local... Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.






Guerras calladas


No estalla como las bombas ni suena como los tiros, el hambre, que mata callando, mata a los callados. De ellos sabemos todo. Los expertos, los Obrólogos los estudian y nos ofrecen los datos actualizados: Qué no comen, en qué no trabajan, cuántos son, cuánto no pesan, cuánto no miden, qué no tienen, qué no piensan, qué no votan, en qué no creen... Solo nos falta saber, por qué los pobres son pobres. Ellos, los muertos de las guerras, los presos de las cárceles, los brazos disponibles, los brazos desechables, sin tierra, sin casa, sin camino...


¿Será que los pobres son pobres porque su hambre nos da de comer y su desnudez nos viste?


¿Qué sería de nosotros sin ellos?





La Pobreza


Las estadísticas dicen que son muchos los pobres del mundo.


Pero los pobres del mundo son muchos más de los que se dice que son.


La joven investigadora Catalina Álvarez Insúa, formuló un criterio muy útil para corregir los cálculos. Ella dijo: "Los pobres son los que tienen las puerta cerrada".


Cuando lo dijo, Catalina tenía tres años de edad.


La mejor edad para asomarse al mundo y ver.

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