lunes, 1 de febrero de 2010

El momento para la ayuda humanitaria puede alargarse por la devastación, pero lo que no debe esperar ni un minuto más es la solidaridad de las grandes transnacionales, no con donativos, sino con proyectos que generen empleo, restituyan la riqueza a la tierra y recuperen las viviendas de manera digna. Las empresas farmacéuticas, beneficiadas ampliamente en esta época, ya deben estar trabajando, lo mismo que las grandes compañías productoras y distribuidoras de alimentos, las cadenas hospitalarias, los almacenes. Ésas, las que a la larga han sido las que han acumulado tanto el conocimiento como los recursos para el desarrollo, ¿ya tienen estrategias, programas, ideas para acudir en auxilio de Haití?







Y, nuevamente, que Barak Obama sea el presidente de EU renueva la confianza en que las acciones serán muy diferentes de las que acometió Bush con respecto a la devastación de Nueva Orleáns. Dicen que “En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente”.






*Licenciada en pedagogía y especialista en estudios de género






claschca@prodigy.net.mx

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