sábado, 6 de marzo de 2010

En silencio


No digas nada, no preguntes nada.


Cuando quieras hablar, quédate mudo:


que un silencio sin fin sea tu escudo


y al mismo tiempo tu perfecta espada


No llames si la puerta está cerrada,


no llores si el dolor es más agudo,


no cantes si el camino es menos rudo,


no interrogues sino con la mirada.

Y en la calma profunda y transparente


que poco a poco y silenciosamente


inundará tu pecho de este modo,


sentirás el latido enamorado


con que tu corazón recuperado


te irá diciendo todo, todo, todo






Francisco Luis Bernárdez

Gracias Hector!





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