viernes, 24 de abril de 2009

Enseñanzas de una Madre llena de Dios






Enseñanzas de la Madre Teresa

"Podemos transitar por los lugares más terrible sin temor, porque Jesús en nosotros nunca nos decepcionará. jesús es nuestro amor, nuestra fuerza, nuestra alegría y nuestra compasión."

"Cada hombre es importante y merece nuestra atención. Nosotros siempre tratamos con individuos, nunca con las masas. Pero si esperamos que haya muchos, entonces nos perderíamos en la cantidad y no haríamos nada por nadie."

"A la hora de nuestra muerte, seremos juzgados por nuestra actitud de haber reconocido a Cristo en cada hombre que sufre."

"Dios sólo habla en el silencio. El silencio es reflexión."

"El amor de Cristo siempre es más fuerte que el mal en el mundo."

"Nada es demasiado insignificante. Somos tan pequeños que miramos todo desde una óptica de pequeñez. Pero el Señor, siendo todopoderoso, ve hasta lo más pequeño como grande."

"Encontré a una mujer moribunda en las calles. La traje a nuestro hogar. Cuando la acosté en su pequeña cama, me sonrió, tomó mi mano y dijo una sola palabra: 'Gracias'. Luego murió. Ella me dió mucho más de lo que yo hacía por ella. Me dió su amor y gratitud".

"Hemos sido creados para grandes destinos. Sólo tenemos que comprenderlo."

"La compasión es como el vuelo del alma hacia el prójimo."

"El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servico es la paz."


Palabras de la Madre Teresa

"Muchos decían que era absolutamente inútil trabajar entre la escoria humana, en lugar de ayudar, fortaleciendo a los leprosos.
Que así sea. Si tantas monjas y curas quieren rodear sólo a los pudientes, a los cultos y a los ilustres, está bien, que lo hagan;
pero que no molesten con sus difamaciones a los pocos que sí queremos ocuparnos de los más bajos entre los bajos.
Yo sé que me llaman la monja de los callejones,
y estoy muy feliz de ser eso, por el amor y la gloria de Dios".

-Madre, usted siempre utiliza el término "el menor de mis hermanos". ¿A quién se refiere?

-Hablo no sólo de los que sufen pobreza física,
sino de quienes sufren soledad. Hablo de los necesitados no sólo de comida, sino de la palabra de Dios. Aquellos que buscan justicia y amor, los que piden huir de su ignorancia y recibir conocimientos.
Aquellos que quieren llegar a la verdad. Los que más que ropa, buscan dignidad. Los que piden caricias, en el cuerpo y el espíritu.
Los que son víctimas del abuso y la discriminación, los que son abandonados e indigentes, los que han perdido la esperanza,
que es la último que deberían perder. Los que creen haber perdido a Dios. Los que caen en adicciones. Los que están presos.

-¿Qué siente al entrar en una cárcel?

-La común unión con aquellos que esperan. Siempre rezamos juntos y es conmovedor ver cómo hombres en apariencia tan duros, agachen la cabeza y lloran, orando a Dios. Allí descubren el silencio
que da la paz.

-¿Cómo se debe rezar?

-No existe una fórmula. Yo tengo la mía. Las misioneras tenemos nuestro modo de orar al Señor. Se debe buscar el silencio, que es el estado ideal de las revelaciones.
Se debe intentar todos los días, en cualquier momento, en cualquier lugar. No hace falta estar en una iglesia. La iglesia está dentro de nosotros cuando elevamos nuestros pensamientos al Altísimo.
Si no logramos hablar directamente con Dios, se puede pedir ayuda a un sacerdote.
Sólo hay que hablar con Dios. El es nuestro Padre, sea cual fuere nuestra religión. Todas las religiones tienen su derecho a la verdad.
Todos hemos sido creados por Dios y somos Sus hijos. Debemos confiar en El, creer en El y trabajar para El, y al rezar llueven las respuestas.


Oraciones de la Madre Teresa

"Haz que alcen la vista y dejen de vernos a nosotros, para verte a Ti.
Quédate con nosotros, y así empezaremos a resplandecer como Tú resplandeces.
Resplandecer para ser una luz para los demás.
La luz, Jesús, vendrá toda de Ti, no será nuestra.
Será tuya y resplandecerá en otros a través de nosotros.
Déjanos adorarte del modo que más te gusta, resplandeciendo entre los que nos rodean.
Déjanos predicar sin sermones, no mediante palabras sino con nuestro ejemplo.
Por la fuerza contagiosa, la influencia natural de lo que hacemos.
La plenitud evidente del amor que nuestro corazón siente por Ti.
Amén".

"Querido Jesús, ayúdanos a esparcir tu fragrancia
por dondequiera que vayamos.
Llena nuestra alma de Tu espíritu y vida.
Penetra y posee todo nuestro ser profundamente.
Que nuestra vida pueda ser un resplandor de la Tuya.
Resplandece a través de nosotros, y permanece
en nosotros para que toda alma que
encontremos pueda sentir Tu presencia
en nuestra alma".


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