domingo, 27 de marzo de 2011

No les dejo mi libertad, si no mis alas


Por :GLORIA INES ARIAS DE SANCHEZ

Les dejo a mis hijos, no cien cosechas de trigo, si no un rincon en la montana, con tierra negra y fertil, un puñado de semillas y unas manos fuertes labradas en el barro y en el viento.



No les dejo el fuego ya prendido, sino señalado el camino que lleva al bosque y el atajo a la mina de carbon.



No les dejo el agua servida en los cantaros, sino un pozo de ladrillo, una laguna cercana y unas nubes que a veces llueven.



No les dejo el refugio de un domingo en la iglesia, sino el vuelo de mis palomas y el derecho a buscar en el cielo, en los montes y en los rios abiertos.



No les dejo la luz azulosa de una lampara de metal, sino un sol inmenso y una noche llena de mil luciernagas.



No les dejo un mapa del mundo (ni siquiera un mapa del pueblo) sino el firmamento habitado por las estrellas y unas palmas verdes que miran a oriente.



No les dejo un fusil con doce balas, sino un corazon amigo, que ademas del beso sabe gritar .



No les dejo lo que pude encontrar, sino la ilusion de lo que siempre quise alcanzar .



No les dejo escritas las protesta, sino escritas las heridas .



No les dejo el amor entre las manos, sino una luna amarilla, que presencie como se hunde la piel en la piel, sobre un campo ,sobre un alma clara .



No les dejo mi libertad sino mis alas.



Y no les dejo mis versos ni mis canciones, sino una voz viva y fuerte que nunca nadie pueda callar. Y que ellos escriban, ellos, sus versos, como los escribe la madrugada cuando se acaba la noche.



......que escriban ellos sus versos, por algo no les dejo mi libertad sino mis alas. Colaboración de Santiago Orta Fragozo de Colombia.



¿qué clase de ser humano soy?



Menuda pregunta ¿Verdad?; Comenzó a hacerme cosquillas en el corazón, después de leer a Alberto Magno (santo muy antiguo), para quien hay tres plenitudes:


La del vaso, que retiene y que no da nada.






La del canal, que da y no retiene.






La de la fuente, que crea, retiene y da.






Y entonces comprendí que, hay seres humanos vaso, cuya única ocupación es almacenar virtudes, ciencia y sabiduría, objetos y dinero.






Son aquellos que creen saber todo lo que hay que saber; tener todo lo que hay que tener, y consideran su tarea terminada cuando han concluido su almacenamiento.






No pueden compartir su alegría, ni poner al servicio de los demás sus talentos, ni siquiera repartir sabiduría.






Son extraordinariamente estériles; servidores de su egoísmo; carceleros de su propio potencial humano.






Por otro lado existen los seres humanos-canal, son aquellas que se pasan la vida haciendo y haciendo cosas. Su lema es: "producir, producir y producir".






No están felices si no realizan muchas muchisimas actividades y todas de prisa, sin perder un minuto. Creen estar al servicio de los demás, fruto de su neurosis productiva , cuando en realidad su accionar es el único modo que tienen de calmar sus carencias; Dan, dan y dan; pero no retienen.






Siguen dando y se sienten vacíos.






Pero también podemos encontrar seres humanos- fuente, que son verdaderos manantiales de vida. Capaces de dar sin vaciarse, de regar sin decrecer, de ofrecer su agua sin quedarse secos.






Son aquellos que nos salpican "gotitas" de amor, confianza y optimismo, iluminando con su reflejo nuestra propia vida. Colaboración de Jose Luis Caballero Quezada.