domingo, 27 de septiembre de 2009

“La energía de los sueños proviene de la actitud, motivación y el deseo de solucionar los problemas”.


Recientemente recibí un comentario de una joven donde cuestionaba “¿y si alguien no tiene sueños o no puede soñar? Honestamente no creo que nadie no tenga sueños, todos tenemos deseos, todos anhelamos, todos queremos lo bueno para nuestras vidas, todos pueden soñar.
La pregunta que debo hacerme es ¿Cuándo deje de soñar? ¿Cuándo perdí esa capacidad de volar?
Son muchos los factores que nos llevan a perder nuestros sueños o esa capacidad de soñar, puede ser la autoestima muy baja donde pensamos que eso no es para nosotros. Puede ser la falta de confianza en nosotros mismos producto de nuestras inseguridades recibidas en el hogar o en la escuela. Puede ser la desilusión cuando alguien en quien confiamos nos falló, ya no quiero soñar. Puede ser la ansiedad, el estrés y hay otro enemigo conocido como el pesimismo, que a su vez es conformista y cuya palabra preferida es “imposible, no se puede lograr”. Estos factores y especialmente el pesimismo te desaniman y pierdes esa capacidad de soñar, no quieres soñar porque temes que no se de y te dices a ti mismo “mejor no soñar que fracasar.” Y los mas “espirituales” se dicen: “creo que esta es la voluntad de Dios”. Perdemos el sueño cuando perdemos la esperanza.

Puedo volver a soñar? Claro que puedes volver a soñar. Los sueños se construyen de la esperanza. Tu puedes comenzar a soñar con la felicidad en tu matrimonio, puedes comenzar a soñar con la carrera que querías graduar, soñar con lograr, con tener, con hacer, son tantos los sueños que puedes hacer una gran lista de las cosas que te gustaría ver en ti y en los tuyos antes de morir. Cada uno de tus sueños aun incluyendo ser el mejor esposo, el mejor padre, el mejor amigo, son válidos e importantes.

Me encanta la definición de John C. Maxwell en su último libro ¡Vive tu Sueño! “Un sueño es un cuadro inspirador del futuro que infunde energía a tu mente, voluntad y emociones, facultándote para hacer todo lo que puedas para lograrlo”.

Nunca pierdas la esperanza, busca las cosas que quieres y trabaja por ellas. Pregúntate: ¿Qué es lo que realmente quiero en la vida? ¿Cuáles son las cosas que valen la pena luchar en la vida?

“No hay nada como un sueño para crear el futuro” Víctor Hugo

Una vez que has descubierto lo que quieres, es importante que te hagas las preguntas correctas para pasar a la acción y así detener el autosabotaje que muchas veces te haces, haciendo que tus sueños no se hagan realidad.

“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” Rom.12:2 (NVI)
No te amoldes a las palabras y juicios de la gente que te dicen que es imposible, que no lo vas a lograr, que eso no es para ti, cambia de actitud y renueva tu mente con lo que Dios dice que eres y lo que El tiene para ti. Motívate para soñar, para soñar en grande, para ser el mejor, para dejar una huella en las personas que amas. Recuerda que todos los problemas se hicieron para ser resueltos, así que no te detengas y dale vida a tus sueños.

Hoy es el mejor día para volver a soñar. En amor y liderazgo,


Pedro Sifontes

jueves, 17 de septiembre de 2009

En 1692, la Universidad de Harvard adoptó el lema de Veritas Christo et Ecclesiae, que quiere decir "Verdad por Cristo y la Iglesia". Su emblema mostraba tres libros, uno de ellos boca abajo, para simbolizar la limitación del conocimiento humano. Pero en décadas recientes, ese libro ha sido puesto boca arriba para representar la capacidad ilimitada de la mente humana. Y el lema ha sido cambiado a Veritas: "Verdad."



La búsqueda del conocimiento es digna de alabar, y sin embargo, puede llevar rápidamente al orgullo y la negativa a reconocer cualquier límite de nuestras capacidades mentales. Cuando eso sucede, la verdad bíblica se ignora o se rechaza.

¿Cuál, entonces, es la verdad de la verdad? Un rey sabio escribió hace siglos: "El temor del Señor es el principio de la sabiduría" (Proverbios 1:7). Debemos reconocer la relación que existe entre Dios y la verdad. Sin la ayuda del Espíritu Santo y la instrucción de la Palabra de Dios, los hombres estarán "siempre aprendiendo, pero . . . nunca pueden llegar al pleno conocimiento de la verdad" (2 Timoteo 3:7). Sin embargo, cuando reconocemos y obedecemos su verdad somos liberados de la ignorancia espiritual y del error (Juan 8:32; 17:17).




Es por eso que debemos ser diligentes en nuestro estudio de la Biblia (2 Timoteo 2:15). Es el único libro que nos dice la verdad de la verdad.


Hablaremos sobre Recibir lo que Dios tiene.




Debemos estar preparados para sorpresas porque al orar para recibir, debemos recibir lo que Dios tiene para darnos y, tal vez, no sea lo que nosotros le estamos pidiendo. Recuerde que Dios no pone su mirada en nuestras peticiones sino en nuestras verdaderas necesidades.



¿Qué cree usted que el mendigo pensaba sobre su necesidad y petición? Él pensaba que necesitaba dinero. Es más, la gente del lugar, durante cuarenta años, al darle dinero, le estaba diciendo que lo que él necesitaba era eso: Dinero.



Hoy en día, hay personas que sí pueden trabajar, pero se comportan como personas que no tienen la posibilidad de hacerlo porque creen en su mente y en su corazón, que lo que necesitan es dinero y que otras personas se lo deben dar.



Pedro y Juan nos recuerdan que nuestra relación es con las personas, no con sus necesidades. Como cristianos debemos relacionarnos con las personas y no, aunque en ocasiones es más fácil, con sus necesidades porque, al verlas desde esta perspectiva, podemos estar contribuyendo a que las personas se acostumbren a ser mendigas y nosotros simplemente a dar limosnas. Cuando le pido a las personas, por mucho que me den, limosnas tendré; pero cuando le pido a Dios, por poco que me dé, provisión tendré.



Pedro y Juan, que muchas veces habían pasado por ahí no llevaban dinero. Es probable que fueran también a pedírselo a Dios, uno puede entrar a la presencia del Señor y pedirle, esa puede ser parte de nuestra oración. Observo continuamente, cómo en el tiempo de alabanza, tras ser llevados a un punto de adoración y exaltación a Dios, las personas se desmotivan por no encontrar nada para sí mismas.



En muchas oportunidades las personas se quedan ancladas en lo que desean y no en lo que Dios tiene para ellas. Están convencidas que lo que necesitan es esto o aquello, pero Dios puede sorprendernos.



““No tengo plata ni oro”, declaró Pedro, pero de lo que tengo te doy”.



Hechos 3:6a



¿Cómo darle dinero a alguien si no tengo? Cuando esté en contacto con las personas se dará cuenta que muchas veces las necesidades no son de cosas materiales, aunque las estén pidiendo. El problema aquí es la actitud, un problema de fe, un problema de posicionamiento en Cristo Jesús o de desconocimiento de las razones por las que Dios permite que pasen ciertas cosas, un aspecto íntimamente relacionado con la madurez espiritual.



Es de suponer que el hombre se haya quedado estupefacto ante la respuesta de Pedro y, tal vez, bastante decepcionado pero, sucedió algo extraordinario.



“En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda! Y tomándolo por la mano derecha, lo levantó. Al instante los pies y los tobillos del hombre cobraron fuerza”. Hechos 3:6b-7



Recuerde que debe orar para recibir lo que Dios tiene y que puede ser algo muy diferente a lo que usted esté pidiendo.



Nuestras oraciones tienen respuestas porque las hacemos en el nombre de Jesucristo y porque pedimos en la voluntad del Padre. Algo es claro, este hombre estaba pidiendo dinero y lo que necesitaba era una sanidad, con más de cuarenta años en esta situación, no se le había ocurrido que podía dejar de ser lisiado.









Lo que Pedro vio a través del Espíritu Santo, fue que este hombre lo que necesitaba era ser sano y su condición pudiera ser transformada de un mendigo a un trabajador útil a sí mismo, a su familia y a su sociedad.



Muchos se han acostumbrado a sus limitaciones y necesidades, pueden ser espirituales, llagas emocionales o físicas. Han estado durante tanto tiempo que creemos que no pueden ser sanadas y nos limitamos a ponerle pañitos de agua tibia. A este hombre, día tras día, lo situaban allí y es muy posible que se le hubiera convertido en un negocio.



Cuando nos hallemos frente a una persona con estas características, debemos discernir, a pesar de sus lágrimas y sus dolores, qué es lo que realmente necesita. Pedirle al Espíritu Santo, que nos muestre sus verdaderas necesidades para poderlas ayudar desde la perspectiva y propósito de Dios.


Usted debe definir cómo va a caminar su vida cristiana, ¿al lado de los oradores o al lado de los mendigos? Ambos serán salvos, pero su condición sobre esta tierra va a ser muy diferente. Aquí no estamos hablando de salvación, estamos hablando de provisión.



¿Qué estaba pidiendo este hombre? Dinero. ¿Qué le dieron? Sanidad. ¿Era lo qué él realmente necesitaba? Sí, aunque él no lo sabía. A veces, estamos tan apegados a ciertos anhelos o cosas y Dios no nos responde por esa oración específica, por el contrario, nos da muchas y mejores cosas según su voluntad. Por ejemplo: Señor lo que yo necesito es un empleo, pero Dios lo que le está dando es tiempo para que lea la Biblia por primera vez en su vida.



Otro asunto de relevancia, es el ejemplo de cómo usted se acerca a Dios, porque generalmente, sus discípulos lo imitarán. Si somos personas que constantemente estamos mendigándole a los hombres, como líderes vamos a ejercer un liderazgo negativo porque todas las personas que nos siguen van a actuar como nosotros. Por el contrario, si usted es de esos oradores que no se levantan de su oración hasta que Dios le responde, así van a ser las personas que usted va a engendrar en el Espíritu Santo para la gloria del Señor.



No suframos de estrabismo espiritual, con un ojo miramos a Dios y con el otro miramos a los hombres, a ver dónde encontramos respuesta primero. Espere y confíe que la respuesta de Dios es la correcta, así Dios le responda con algo que usted no le está pidiendo, pues Él sabe lo que es mejor para nosotros y usted debe recibir agradecido lo que Dios tiene para darle.









Seguiremos en la proxima-



Que Dios te siga llenando de su paz.








miércoles, 16 de septiembre de 2009

Que es un paradigma?

Un paradigma es —desde fines de la década de 1960— un modelo o patrón en cualquier disciplina científica u otro contexto epistemológico. El concepto fue originalmente específico de la gramática; en 1900 el diccionario Merriam-Webster definía su uso solamente en tal contexto, o en retórica para referirse a una parábola o a una fábula. En lingüística, Ferdinand de Saussure ha usado paradigma para referirse a una clase de elementos con similitudes. El término tiene también una concepción en el campo de la psicologia refiriéndose a acepciones de ideas, pensamientos, creencias incorporadas generalmente durante nuestra primera etapa de vida que se aceptan como verdaderas o falsas sin ponerla a prueba de un nuevo análisis.

Etimología [editar]El término paradigma[1] se origina en la palabra griega παράδειγμα (paradeigma), que significa «modelo» o «ejemplo» . A su vez tiene las mismas raíces que παραδεικνύναι, que significa «demostrar».


La evangelista de la resurrección en el cuarto evangelio*
Maribel Pertuz

La experiencia pascual y el anuncio de la resurrección por parte de las mujeres en el cuarto evangelio se nos presenta de forma novedosa y con características diferentes a las que nos muestran los sinópticos (Juan 19,25-27; 20,1‑18). Este evangelio intenta estabilizar el discipulado de iguales en contra de la dominación patriarcal: igualdad en actitudes y en relaciones eclesiales. No insiste en la autoridad del varón o de los doce, sino que considera a todos y a todas como receptores de la misión de Jesús. Este evangelio nos ofrece una alternativa frente al proyecto ideológico y político de la época que excluía a los pobres, a las mujeres, a los niños e impedía su dignidad.

The Paschal experience and the announcement by women of the resurrection in the Fourth Gospel is presented to us in a new and newsy way and with characteristics different from those evident in the Synoptics (John 19,25-27; 20,10-18). This Gospel intends to establish the discipleship of equals in contrast to patriarchal domination: equality of attitude and of ecclesial relations. It does not insist on the male authority of the Twelve but regards all as receiving the mission of Jesus. This Gospel offers us an alternative in the face of the ideological and political program of the time which excluded the poor, women, and childred, and placed impediments on their dignity.



Introducción

Al contar las escenas de la pascua, los cuatro evangelios nombran a María Magdalena en compañía de otras mujeres. Ella se había entregado de manera desinteresada a la extensión del Reino de Dios y llevaba junto a otras mujeres y varones una vida itinerante. Acompañaba a Jesús por las aldeas, ciudades, lugares desiertos (Mc 15,40-41). Era de Magdala y vino hasta Galilea para integrarse al número de discípulos y discípulas de Jesús.

Esta mujer estuvo presente en los acontecimientos pascuales. Vio el sepulcro abierto, experimentó la resurrección y recibió el envío de anunciar esta buena noticia (Jn 20,1; Mt 28,1; Mc 16,9; Lc 24,10). El relato de Juan 20,1-18 nos cuenta la revelación que María Magdalena recibe de Jesús y la petición de ir a proclamarlo a los hermanos y hermanas.



1. María Magdalena y el discípulo amado:
símbolos y paradigmas en la fe y el discipulado de las comunidades

La siguiente estructura quiástica se inicia con la visita de María Magdalena sola a la tumba, cuando apenas amanecía. Encuentra la piedra retirada y concluye con el reconocimiento de Jesús resucitado y el envío. En el centro aparece el discípulo amado quien ve y cree.

Veamos la estructura: de Jn 20,1-18:

A - v.1: visita de María Magdalena al sepulcro
B - v.2: corre a avisar a Pedro y al discípulo amado
C - v.3a-8a: Pedro y el discípulo amado visitan el sepulcro, ven las vendas
• D - v.8b: vio y creyó
C’ - v.9: no habían entendido lo que dice la escritura: resucitaría
B’ - v.10: Pedro y el discípulo amado regresan a la casa
v.11‑13: María Magdalena regresa al sepulcro, llora, se encuentra con los
ángeles
v.14‑16: ve a Jesús y no lo reconoce
A’ - v.16‑17: reconoce a Jesús resucitado
v.18: es enviada a anunciar a los hermanos y hermanas

María Magdalena y el discípulo amado, ejemplos centrales de estas comunidades, son resaltados en el plano de la fe y el discipulado. Ellos ven y creen. El verbo “ver” significa creer en este evangelio; aparece 8 veces en el relato, alternando distintas formas, aunque prevalece: el darse cuenta, percibir sentir, experimentar. Aparece 6 veces en relación con María Magdalena, 2 en relación al discípulo amado y en Pedro 1 vez. Este es un lenguaje testimonial utilizado también en la primera carta de Juan: “lo que hemos visto y oído lo anunciamos para que estén en comunión con nosotros” (l Jn 1,3). Se quiere resaltar aquí la actitud creyente de las mujeres en relación con el discípulo amado, símbolo del discipulado de las comunidades joaninas.

En este relato María Magdalena aparece con gran protagonismo. Los verbos son de mucha acción. Ella viene, ve, corre, se agacha, busca, dice, volvió, he visto, anuncia. Se nota una actitud de búsqueda bien marcada. Jesús les había dicho: “quien busca encontrará”.

En el v.l sólo se nombra a María Magdalena. ¿Siguió el redactor otra fuente? Lucas habla de varias mujeres que llevan perfume (Lc 24,l). En el v.2 Juan da a entender que había otras mujeres, cuando lleva la noticia del sepulcro vacío: “no sabemos donde lo han puesto”. Este verbo en plural permite la hipótesis de que había otras. Se nota la intencionalidad de los redactores en resaltar a María Magdalena como testiga privilegiada.

¿Por qué éste interés de las comunidades joaninas en colocar a una mujer en medio de los relatos pascuales?

Si partimos de las intuiciones que viene trabajando Francisco Reyes, sobre una comprensión mítica de la resurrección como experiencia fundante de las comunidades que influyeron en la construcción del cuarto evangelio, se fundamenta la propuesta alternativa frente al patriarcado, al colocar a María Magdalena como símbolo en el nacimiento de las comunidades. Es decir, el cuarto evangelio estaría planteando un cambio profundo que en el contexto del siglo I significaría romper con toda una cosmovisión, un imaginario social del patriarcado, con paradigmas masculinos centrados en el padre que sobre‑determinaban las relaciones sociales. Era un mundo racional basado en el poder masculino, introyectado por la cosmovisión judeo‑greco‑cristiana. Esto debió ser considerado escandaloso y subversivo en aquella época.

En el lenguaje teológico simbólico de la tradición es frecuente oír referencias a la “naturaleza” femenina de la Iglesia. ¿De dónde proviene esta naturaleza femenina? ¿Cuáles serían las consecuencias de este ser femenino para un hacer femenino?

María Teresa Porcile dice que si la Iglesia es mujer, sería posible entender algo del ser de la Iglesia a través del ser de la mujer. Esto implicaría descubrir qué quiere decir ser mujer y las más indicadas para explicitar esta identidad serían las mujeres. Ella habla de “la menor” que es la mujer en la Iglesia... Esperamos que llegue, en modulaciones tonales, al “mi mayor” que es la identidad profunda (mi‑yo) de la “iglesia como mujer”. El discipulado de iguales y las discípulas ejemplares que he venido estudiando en este evangelio son una confirmación de esta sospecha. Se nota la intencionalidad en todo el evangelio de ubicar a las mujeres como paradigmas en la fe y en el seguimiento, y una oposición fuerte hacia el patriarcado. Por eso estas comunidades tuvieron tantos problemas porque desestabilizaban el sistema desde su posición radical frente a esta dominación que no sólo rechazaban sino que evitaban repetir.

Parece ser que en las fuentes más antiguas, como es el caso de los relatos de la pasión, muerte y resurrección, paticiparon mujeres en la conservación de la memoria y en el tiempo de la redacción del cuarto evangelio. Posiblemente se presentaban conflictos por el liderazgo de las mujeres. También es posible que las mujeres que hacían parte de las comunidades en el tiempo de la redacción de este evangelio estuvieran más abiertas al cristianismo joánico e insistieran que ellas formaban parte de la comunidad del discípulo amado.



2. Acercamiento al texto

María vio que la piedra había sido quitada y sólo en una segunda visita se atrevió a mirar dentro del sepulcro sin entrar en él (Marcos y Lucas dicen que si entró). Vio dos ángeles. Estos no dan ninguna información sobre el resucitado como en los sinópticos. No es necesario que lo hagan, ya que el relato de la tumba vacía se funde con la primera aparición del resucitado.

María Magdalena al comunicar a Pedro y al discípulo amado les dice “se han llevado del sepulcro al Señor”. Desde ahora aparece kyrios como designación a Jesús. Esa expresión del evangelista para nombrar al resucitado es un indicio de que está interpretando a la luz de la fe de la comunidad que ya tenía la experiencia de la resurrección.

La actitud de María Magdalena cuando corre a avisar a estos dos discípulos, es una manera de expresar la familiaridad que había entre las discípulas y los discípulos responsables de las comunidades. Ella los convoca y los pone en movimiento a partir de su búsqueda a Jesús. En el evangelio apócrifo de María Magdalena, dice que ella los anima a salir a predicar.

Después de que María Magdalena ha informado sobre la situación, Pedro y el discípulo amado visitan el sepulcro. En el v.3 su experiencia está narrada con gran fuerza dramática y con una riqueza de detalles: allí ven las vendas dispuestas ordenadamente.

Entró el otro discípulo que había llegado primero, vio y creyó. Se nota un interés teológico que es sólo tema en este evangelio: ver y creer (v.8.17,21 y 28). Se percibe una comprensión creyente del propio resucitado que aparece también en los v.8,17,21 y 28.

En el v.13, los ángeles preguntan a María: ¿por qué lloras? Ella responde porque se han llevado a mi Señor. Esta es otra forma de expresar la fe en el resucitado y la importancia que tenía en medio de la comunidad.

De igual manera el v.9 da a entender la experiencia de resurrección que ya se vivía en estas comunidades cuando se redactó el cuarto evangelio.



3. Experiencia de resurrección en las mujeres

El reconocimiento ocurre cuando Jesús llama por su nombre a María (v.16). Llamar por el nombre, puede significar aquí la familiaridad de Jesús con esta mujer discípula, la cercanía y relación estrecha en amistad y misión. No hay revelación del ser de Dios sino en el amor y en la amistad. Según Lagrange el nombre hebreo Miryam, y la forma posterior del nombre María, significa, la vidente o la que hace ver. En Éxodo 15,20-21 se llama efectivamente profetisa. También significa elevada o excelsa. Estos datos pueden ayudarnos a comprender el símbolo que esta mujer representa para las comunidades joaninas interesadas en igualar, en dar importancia a quienes estaban discriminados por la sociedad y la élite religiosa judía de la época. Jesús resucitado se da a conocer, se revela a esta mujer que busca y cree. Ella no se da por vencida. Regresa, insiste. Responde: rabbuni que en arameo quiere decir maestro mío. Esta respuesta, también supone una actitud creyente.

Ella es la discípula fiel que busca al Señor y lo encuentra. Su tristeza se convirtió en “alegría que nadie podrá quitar” (16,20), como la mujer en la hora del parto (Juan 16,21-22). Nada ni nadie podrá detenerla ante esta misión que Jesús le encomienda, como lo hizo la samaritana al encontrarse con el Mesías (4,28-30). María Magdalena es de los suyos. No sólo reconoce su voz y hace lo que Él dice sino que recomienda como María, la madre de Jesús: “hagan lo que Él diga”. En el evangelio apócrifo de María Magdalena, ella los anima a hacer lo que les enseñó el maestro.

En el cuarto evangelio, Jesús es reconocido y presentado por María como el jardinero, es decir, para estas comunidades, Él se hace presente en la cotidianidad y desde los sencillos, los pobres de la sociedad. Las mujeres experimentan la resurrección en la vida, en la comunidad. Jesús resucitado se hace presente y visible a través de la vida cotidiana de los hermanos y hermanas.

La sensibilidad de las mujeres frente a la experiencia de la resurrección está ligada al sufrimiento en la defensa de la vida y ante tantas formas de opresión (Jn 19,25‑27; 2 Macabeos 7,29; 2 Reyes 4; Lc 7,11; Jn 11,21-22).

Se nota una tensión entre la teología joanina y la concepción de la iglesia primitiva frente a la resurrección. Aquí interesa de manera especial la vida humana en todas sus dimensiones, los pobres, los discriminados de la sociedad. Por eso se le da gran valor a esta mujer María Magdalena como discípula, allí experimenta su resurrección.



4. Anuncio de la resurrección por parte de las mujeres

En el v.17, María recibe el encargo de ir a las hermanas y hermanos de Jesús. En la fuente de Mateo 28,9 y siguientes dice que, cuando Él las saluda, se le acercan, abrazan sus pies y le adoran de rodillas. De modo parecido en la fuente joánica: María se postró ante Jesús y quiso abrazar sus pies. La reacción natural de María Magdalena es la de abrazar a Jesús. Él le dice: “no me toques que aún no he vuelto donde mi Padre”. Esta diferencia se debe tal vez al encargo de ir a los hermanos y hermanas a anunciar la resurrección de Jesús. También puede significar un cambio en la relación del amigo y el maestro con sus discípulos y discípulas. Una mujer, la hermana de Lázaro, lo había ungido. Ahora la nueva manera de relacionarse con Él, es en la comunidad, que continuará la vivencia de Jesús: “anda a decirles a mis hermanos y hermanas que subo donde mi Padre, que es el Padre de ustedes, donde mi Dios, que es el Dios de ustedes”. La comunidad joánica tiene a Jesús por hermano, que los atrae al Padre y Dios de todos y todas, que recibe por hijos e hijas a quienes creen en Jesús, su Hijo.

En el evangelio apócrifo de María Magdalena ella insiste en que hay que ir a predicar el Evangelio del Reino y anima a discípulos y discípulas a pesar de la persecución: “estaban tristes, lloraban mucho y decían: ¿cómo podemos ir a los gentiles a predicar el Evangelio del Reino, del Hijo del Hombre? Si Él mismo fue perseguido, nosotros también correremos la misma suerte. Aquí María interrumpe la conversación para consolar a los discípulos y discípulas y para sacarlos de su indecisión. Entonces María se levantó, saludó a todos y a todas y habló: no lloren, y no sean indecisos(as), pues su gracia estará con todos y todas ustedes y los/las protegerá, pues Él nos preparó y nos volvió personas humanas” .

También en este evangelio apócrifo aparece una polémica especialmente por parte de Pedro y Andrés que no creen que el Salvador les haya dicho eso. Leví se pronuncia expresando: “Si el Salvador la volvió digna ¿quién eres tú para repudiarla?”

En el v.18, María fue a anunciar a los discípulos: “he visto al Señor” y les cuenta las cosas que le había dicho. En Lucas 24,11 dice que cuando ellas contaron a los discípulos, les pareció que eran desatinos y no las creyeron.

Haber visto a Jesús resucitado y haber sido enviada a proclamarlo es muy importante. Esta mujer se constituye en la evangelista de la resurrección.

Estas mensajeras de la buena noticia de la resurrección son una fuerza y motor para la continuación del movimiento y misión de Jesús. El resucitado las confirma como discípulas y les confiere una gran dignidad. Ellas trataron de reunir a los discípulos y discípulas dispersos.

A pesar del lenguaje androcéntrico del Nuevo Testamento y todo el empeño por evitar que otras mujeres siguieran el ejemplo de María Magdalena, se dio en los cánones mayor importancia a Pedro como primer testigo. Juan la rescata y presenta una alternativa dentro del contexto de su tiempo. Así como Judit rescata la memoria de la hija olvidada de Israel en forma profética, denunciando los atropellos, las comunidades joaninas expresadas en el cuarto evangelio recuperan a la hija olvidada del Nuevo Testamento: la evangelista de la resurrección.

Al preferir Jesús a una mujer para hacerla testiga de su resurrección nos está diciendo que prefiere a los últimos, y los hace primeros y así nos muestra que Dios está de parte de los pobres, de las mujeres que eran discriminadas en esa época.

María Magdalena se convierte en símbolo de lo nuevo que Dios realiza. Ya no más exclusión y dominación. Él siempre actúa desde los oprimidos con quienes construye la historia de salvación. Así como Agar es símbolo en medio del pueblo de Israel del proyecto alternativo que Dios construye desde abajo, desde los excluidos a nivel de etnia, sexo, clase social, María Magdalena es símbolo del nuevo pueblo, de las comunidades de hermanas y hermanos igualitarias donde no hay judío, ni griego, esclavo, ni libre, hombre, mujer, sino uno en Cristo.

Conclusión - Algunos aspectos metodológicos

Jesús se revela a las mujeres y las hace testigas privilegiadas de la resurrección. Las envía a anunciar la buena nueva.

Se revela a María Magdalena como el Jesús humano que está presente en el trabajador empobrecido, en el hermano, la hermana, en la comunidad. También aparece como el maestro, el Señor de la historia, el que sube al Padre.

El señorío de Jesús aquí no es a la manera imperial, excluyente en su proyecto ideológico y político, es de acogida igualitaria, de servicio abnegado. Por eso, Él es quien lava los pies a sus discípulos, prefiere a los pobres, a las mujeres y a los pecadores.

Ser discípula o discípulo en este Evangelio es ante todo: creer en Jesús, quien padeció, murió, resucitó y salir a anunciarlo.

El papel que desempeñaban las mujeres en estas comunidades joaninas del siglo I nos muestran un retrato diferente de otras comunidades en sus valores y concepciones. También se refleja una tensión entre la teología joanina y la visión tradicional de las iglesias frente a la resurrección de Jesús.

La animación pastoral de las mujeres en los primeros tiempos del cristianismo fue un hecho que declinó en el transcurso del tiempo y que hoy tenemos que continuar recuperando para ser fieles al proyecto de Jesús.

Es importante reconstruir la historia reivindicativa de las mujeres en la Biblia desde la exégesis y la hermenéutica feminista, aún cuando siempre resulte aproximativa. Intentar recuperar la presencia y el rol de las mujeres en la Biblia desde esta perspectiva nos desafía a la creatividad, evitando leerla como historia de una acción masculina y patriarcal. En esta búsqueda nos encontramos con sorpresas agradables pero también con contradicciones en los mismos textos.

El interés de género para leer el contexto histórico del siglo I desde los excluidos es decisivo para la interpretación bíblica que hacemos las mujeres creyentes. Las mujeres no viven la historia oficial. Sobreviven. No se reconocen en ella. Así también se formuló la historia del pueblo de Dios. Mujeres de ayer y hoy emergen del silencio impuesto, forjadas por la lucha y el sufrimiento. Por eso, se hace necesario el estudio y análisis de las sociedades de Oriente Antiguo en relación con la mujer, especialmente las sociedades hebreas y greco‑romanas. Ubicarnos desde la historia popular ayer y hoy, descubriendo la realidad de opresión, de lucha, de resistencia, es una manera de fortalecer las relaciones alternativas de igualdad y de justicia, animadas por el Dios de la Biblia que hace opción por los discriminados de la sociedad a nivel de etnia, género o clase.

También es importante profundizar sobre el patriarcado en sus diversas manifestaciones. Esto arroja luces para la comprensión de la historia bíblica y para la relectura de los textos. Es muy útil la reconstrucción de los orígenes cristianos desde la dimensión de las mujeres. Esto se hace muchas veces desde la invisibilidad, el silencio, las contradicciones. Aquí el paralelismo juega un papel importante tanto en la intratextualidad, intertextualidad y extratextualidad.

Descifrar la simbología de las mujeres por parte de éstas en cada período bíblico permite recuperar su valor e identidad. Desde el análisis literario se desvelan los rasgos patriarcales, rescatan los detalles del lenguaje que sirven para una lectura liberadora, leyendo los silencios, las evocaciones femeninas, los movimientos de las palabras, los contrastes, es decir, reconstruir el texto y recrearlo con mirada de género.

Rescatamos valores en línea de espiritualidad y teología feminista en la Biblia. Tenemos que encontrar elementos liberadores desde las mujeres al preocuparnos por los aspectos que destacan o expresan la bondad de Dios en términos femeninos. Se hace necesario desvelar las imágenes patriarcales que se han transmitido de Dios y recuperar imágenes femeninas.

Los interrogantes que hacemos las mujeres y las nuevas claves que venimos construyendo nos llevan a conclusiones mas favorables de género. También rescatamos en los textos una teología y espiritualidad feminista, dando interés especial a valores que se han despreciado durante años por ser de género femenino. Se desvelan las imágenes masculinas de Dios como Padre, Juez, Castigador, Soberano, Señor, Creador y Todopoderoso.

Buscamos elementos liberadores desde las mujeres al preocuparnos por los aspectos que destacan o expresan la bondad de Dios con términos femeninos: Dios como una gallina que recoge a sus polluelos. Buscamos imágenes femeninas de Dios: mujer y madre. El Shaday (Dios de la montaña) es una palabra cuya raíz se utiliza para el seno materno: Is 66,13. Hay muchas metáforas femeninas en la Biblia: Nm 11,12; Os 11,1-4; Lc 13,34; Is 49,13; 66,13; Sal 131,2; 115,5.

Si Dios es el Seno Materno ¿por qué decimos sólo Dios Padre? pero es madre. Y ser madre abarca muchos aspecto. Esto significa reconocer, que en los seres humanos hay aspectos que son de género femenino o masculino. También en Dios los hay.

El Espíritu Santo en hebreo es femenino: ruah. En español el género no es el sexo. ¿Qué significa entonces para la mujer que el Espíritu Santo sea femenino? En griego es neutro. Él es el consolador. En Él hay una identificación con los que sufren y tienen gran resistencia.

La teología de la casa en contraposición a la teología del templo es una clave necesaria en esta búsqueda.



Bibliografía

BROWN, Raymond E. A comunidade do discípulo amado. São Paulo, Edições Paulinas, 1981, 210p. (Nova Coleção Bíblica).

ESTÉVEZ, Elisa. “La mujer en la tradición del discípulo amado”, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana 17, Editorial DEI, San José, 1994, p.65-74.

MÉNDEZ, Adriana. La buena noticia desde la mujer - Reflexiones sobre la mujer en el evangelio de Lucas. México, Centro de Reflexión Teológica, 1989, 127p. (Serie Pastoral, 9).

PORCILLE, María Teresa. La mujer esperanza de salvación. Edic. Trilce.

REYES, Francisco. La resurrección como clave teológica en el cuarto evangelio.

REYES, Francisco. “Y Jesús le dijo ¡María!”, en Revista Utopías, Bogotá, 1995, nº 22. p.17.

viernes, 11 de septiembre de 2009

TOMA TIEMPO - Anónimo


Toma tiempo para pensar... Este es el origen del poder.
Toma tiempo para jugar... Este es el secreto de la eterna juventud
Toma tiempo para leer... Esta es la fuente de la sabiduría.
Toma tiempo para orar... Este es el mayor poder sobre la tierra.
Toma tiempo para amar y ser amado... Este es un privilegio dado por Dios.
Toma tiempo para la amistad... Este es el camino de la felicidad.
Toma tiempo para reír... Esta es la música del alma.
Toma tiempo para dar... Esto llena de alegría la vida.
Toma tiempo para trabajar... Este es el precio del éxito.
Toma tiempo para hacer caridad... Esta es la llave del cielo.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

LEALTAD

Quizás nadie entienda mejor el valor de la lealtad que aquella persona que ha sido traicionada en algún momento... Está claro que todas las personas esperamos la lealtad de los demás, y que a nadie le gusta ser traicionado, o saber que un amigo habló mal de nosotros. En otro sentido, nos parece terrible cuando, después de trabajar en un empresa muchos años, nos despiden sin pensar en todos los años que le invertimos. Detectar la lealtad (o deslealtad) en los demás es fácil, pero ¿Cómo estoy viviendo yo la lealtad? ¿Realmente sé qué es? ¿Qué esperan los demás de mí?

La lealtad implica un corresponder, una obligación que se tiene al haber obtenido algo provechoso. Resulta un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos. Por eso, el concepto de lealtad se entronca con temas como la Patria, el trabajo, la familia o la amistad. Cuando alguien nos ha dado algo bueno, le debemos mucho más que agradecimiento.

La lealtad es un valor, pues quien es traidor, se queda solo. Necesitamos ser leales con aquellos que nos han ayudado: ese amigo que nos defendió, el país que nos acoge como patria, esa empresa que nos da trabajo. La lealtad implica defender a quien nos ha ayudado, en otras palabras “sacar la cara”.

Si somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a una etapa más profunda, con madurez. Cualquiera puede tener un amigo superficial o trabajar en un sitio simplemente porque nos pagan. Sin embargo, la lealtad implica un compromiso mayor: supone estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar no sólo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.

En este sentido, la lealtad es una llave que nos permite tener un autentico éxito en nuestras relaciones. Además no es un valor fácil de encontrar. Es, por supuesto, más común aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más. Es frecuente saber que alguien frecuenta un grupo contrario porque le da más beneficios, luego, esta persona no resulta confiable para nadie.

Existen distintas actitudes desleales:  Las críticas que se hacen las personas, resaltando los defectos, lo limitado de sus cualidades o lo mal que realizan su trabajo.  Hablar mal de nuestros jefes, maestros o de las instituciones que representan.  Divulgar confidencias que se nos han hecho.  Quejarnos del modo de ser de alguien y no ayudarlo a superarse.  Dejar una amistad por razones injustificadas y de poca trascendencia, como el modo de hablar, vestir o conducirse en público.  El poco esfuerzo que se pone al hacer un trabajo o terminarlo.  Cobrar una suma mucho más alta a la pactada.

Como vemos, la Lealtad se relaciona estrechamente con otro Valores como la Amistad, el Respeto, la responsabilidad y la honestidad entre otras.

Sin embargo, no es suficiente contradecir las actitudes desleales para ser leal, es necesario detenernos a considerar algunas observaciones:

 En toda relación se adquiere un deber respecto a las personas. Como la confianza y el respeto que debe haber entre padres e hijos, la empresa con los empleados, entre los amigos, los alumnos hacia su escuela…  Es necesario reconocer los valores que representan las instituciones o aquellos que promueven las personas con sus ideas y actitudes. Nunca será buena idea que una persona que se preocupa por vivir los valores, trabaje en un lugar donde se hacen fraudes o impera la corrupción.  Se deben buscar y conocer los valores permanentes para cualquier situación, de otra forma se es "leal" mientras se comparten las mismas ideas. La persona que convive en un ambiente de diversión malsana y excesos, pronto se alejará y comenzará a hablar mal de aquellos que dejaron de participar de sus actividades.

De esta forma vemos como la Lealtad no es consecuencia de un sentimiento afectivo, sino el resultado de una deliberación mental para elegir lo que es correcto. El mentir para encubrir las faltas de un amigo (en la casa, el trabajo o la escuela) no nos hace leales, sino cómplices.

A su vez, si colocamos como valor fundamental el alcance de objetivos, podemos llegar a perder el sentido de la cooperación. La persona que participa de una actividad sólo por el resultado exitoso, fácilmente abandona la empresa cuando las cosas no salen bien o simplemente deja de obtener esos beneficios a los que estaba acostumbrado.

Lo que debe quedar claro es que lo importante es vivir los valores por lo que representan, no por las personas que en algún momento dictan una norma. Todo trabajo se debe hacer bien, no por “quedar bien con el jefe”, sino por nuestra integridad y compromiso con nuestro trabajo y nuestra sociedad.

Con todo lo anterior veremos que aún sin darnos cuenta, las relaciones que hemos sabido mantener se deben en gran medida a la vivencia del valor de la Lealtad. No basta conocer los valores, es necesario darlos a conocer y reforzarlos para lograr un cambio de actitud, al hacerlo, logramos madurar la amistad y fortalecer el afecto.

LA LEALTAD

martes, 8 de septiembre de 2009





Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;
Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.

Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

-Madre Teresa de Calcuta M.C.