jueves, 12 de noviembre de 2009


ALMA


El alma es el fuego del mundo, es la dicha que no se alcanza



Es el sentimiento que no puedes explicar,

El alma que dice y cuenta todo es la luz más allá de las cosas


Es el cantar de un ruiseñor,


Si pudieras conocer tu alma cuantas cosas no dirías de ella


Es la libertad mas profunda es el brillo más bello de tus ojos

Dime alma cuantas cosas podría yo expresar de ti,


De lo que realmente eres.


Si nosotros pudiéramos descifrar cual grandeza


De tu frágil, y dulce ser. El poeta mas inspirado podría sacar los


Versos más suaves y dulce que hay.

Brindame alma tan solo un poco de dulzura, de paciencia de pequeñas gotas


De inspiración, para saber quien realmente eres tú.


Y cual bella princesa se deleite de tan bellos versos, y pueda conocer


Tan grandiosa pureza que solo inspiras tu.

Anonimo

martes, 6 de octubre de 2009

La bendición de ser madre



Dios bendice las madres,


las mas hermosas mujeres

porque en sus vidas nos alientan

los mas puros quereres.






Las que sienten el peso


de los deberes del día


y se entregan en martirios,


con su amor y simpatía.






Las que cantaron al oído

tantas canciones de cuna

y como hijo enseñaron


su viviente gran fortuna…






Dios bendice las madres


que se entregan a diario


por el dolor de los hijos


en el cotidiano Calvario…






Las que hicieron otras vidas,


en sus benditas entrañas


y nos entregaron sus almas


con un amor que no engaña...






Las que dieron al hijo,


como flor, sus consejos


y a sus hijos aun miman


hasta cuando llegan a viejos…






Dios bendice las madres,


en su santo derroche


de cariño sin tacha,


de pasión sin reproche…






Las que tienden la mano


de bondad para el acto


y renueva esperanzas con


su amor el contacto…






Las que impregnan el alma


de una fe tan intensa


que se hicieron muy dignas


con su eterna recompensa…






Dios bendice las madres,


las que santas y tiernas,


por su amor se merecen


ser queridas... madres eternas...














Colaboración de Rafael Caraballo


Puerto Rico



domingo, 27 de septiembre de 2009

“La energía de los sueños proviene de la actitud, motivación y el deseo de solucionar los problemas”.


Recientemente recibí un comentario de una joven donde cuestionaba “¿y si alguien no tiene sueños o no puede soñar? Honestamente no creo que nadie no tenga sueños, todos tenemos deseos, todos anhelamos, todos queremos lo bueno para nuestras vidas, todos pueden soñar.
La pregunta que debo hacerme es ¿Cuándo deje de soñar? ¿Cuándo perdí esa capacidad de volar?
Son muchos los factores que nos llevan a perder nuestros sueños o esa capacidad de soñar, puede ser la autoestima muy baja donde pensamos que eso no es para nosotros. Puede ser la falta de confianza en nosotros mismos producto de nuestras inseguridades recibidas en el hogar o en la escuela. Puede ser la desilusión cuando alguien en quien confiamos nos falló, ya no quiero soñar. Puede ser la ansiedad, el estrés y hay otro enemigo conocido como el pesimismo, que a su vez es conformista y cuya palabra preferida es “imposible, no se puede lograr”. Estos factores y especialmente el pesimismo te desaniman y pierdes esa capacidad de soñar, no quieres soñar porque temes que no se de y te dices a ti mismo “mejor no soñar que fracasar.” Y los mas “espirituales” se dicen: “creo que esta es la voluntad de Dios”. Perdemos el sueño cuando perdemos la esperanza.

Puedo volver a soñar? Claro que puedes volver a soñar. Los sueños se construyen de la esperanza. Tu puedes comenzar a soñar con la felicidad en tu matrimonio, puedes comenzar a soñar con la carrera que querías graduar, soñar con lograr, con tener, con hacer, son tantos los sueños que puedes hacer una gran lista de las cosas que te gustaría ver en ti y en los tuyos antes de morir. Cada uno de tus sueños aun incluyendo ser el mejor esposo, el mejor padre, el mejor amigo, son válidos e importantes.

Me encanta la definición de John C. Maxwell en su último libro ¡Vive tu Sueño! “Un sueño es un cuadro inspirador del futuro que infunde energía a tu mente, voluntad y emociones, facultándote para hacer todo lo que puedas para lograrlo”.

Nunca pierdas la esperanza, busca las cosas que quieres y trabaja por ellas. Pregúntate: ¿Qué es lo que realmente quiero en la vida? ¿Cuáles son las cosas que valen la pena luchar en la vida?

“No hay nada como un sueño para crear el futuro” Víctor Hugo

Una vez que has descubierto lo que quieres, es importante que te hagas las preguntas correctas para pasar a la acción y así detener el autosabotaje que muchas veces te haces, haciendo que tus sueños no se hagan realidad.

“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” Rom.12:2 (NVI)
No te amoldes a las palabras y juicios de la gente que te dicen que es imposible, que no lo vas a lograr, que eso no es para ti, cambia de actitud y renueva tu mente con lo que Dios dice que eres y lo que El tiene para ti. Motívate para soñar, para soñar en grande, para ser el mejor, para dejar una huella en las personas que amas. Recuerda que todos los problemas se hicieron para ser resueltos, así que no te detengas y dale vida a tus sueños.

Hoy es el mejor día para volver a soñar. En amor y liderazgo,


Pedro Sifontes

jueves, 17 de septiembre de 2009

En 1692, la Universidad de Harvard adoptó el lema de Veritas Christo et Ecclesiae, que quiere decir "Verdad por Cristo y la Iglesia". Su emblema mostraba tres libros, uno de ellos boca abajo, para simbolizar la limitación del conocimiento humano. Pero en décadas recientes, ese libro ha sido puesto boca arriba para representar la capacidad ilimitada de la mente humana. Y el lema ha sido cambiado a Veritas: "Verdad."



La búsqueda del conocimiento es digna de alabar, y sin embargo, puede llevar rápidamente al orgullo y la negativa a reconocer cualquier límite de nuestras capacidades mentales. Cuando eso sucede, la verdad bíblica se ignora o se rechaza.

¿Cuál, entonces, es la verdad de la verdad? Un rey sabio escribió hace siglos: "El temor del Señor es el principio de la sabiduría" (Proverbios 1:7). Debemos reconocer la relación que existe entre Dios y la verdad. Sin la ayuda del Espíritu Santo y la instrucción de la Palabra de Dios, los hombres estarán "siempre aprendiendo, pero . . . nunca pueden llegar al pleno conocimiento de la verdad" (2 Timoteo 3:7). Sin embargo, cuando reconocemos y obedecemos su verdad somos liberados de la ignorancia espiritual y del error (Juan 8:32; 17:17).




Es por eso que debemos ser diligentes en nuestro estudio de la Biblia (2 Timoteo 2:15). Es el único libro que nos dice la verdad de la verdad.


Hablaremos sobre Recibir lo que Dios tiene.




Debemos estar preparados para sorpresas porque al orar para recibir, debemos recibir lo que Dios tiene para darnos y, tal vez, no sea lo que nosotros le estamos pidiendo. Recuerde que Dios no pone su mirada en nuestras peticiones sino en nuestras verdaderas necesidades.



¿Qué cree usted que el mendigo pensaba sobre su necesidad y petición? Él pensaba que necesitaba dinero. Es más, la gente del lugar, durante cuarenta años, al darle dinero, le estaba diciendo que lo que él necesitaba era eso: Dinero.



Hoy en día, hay personas que sí pueden trabajar, pero se comportan como personas que no tienen la posibilidad de hacerlo porque creen en su mente y en su corazón, que lo que necesitan es dinero y que otras personas se lo deben dar.



Pedro y Juan nos recuerdan que nuestra relación es con las personas, no con sus necesidades. Como cristianos debemos relacionarnos con las personas y no, aunque en ocasiones es más fácil, con sus necesidades porque, al verlas desde esta perspectiva, podemos estar contribuyendo a que las personas se acostumbren a ser mendigas y nosotros simplemente a dar limosnas. Cuando le pido a las personas, por mucho que me den, limosnas tendré; pero cuando le pido a Dios, por poco que me dé, provisión tendré.



Pedro y Juan, que muchas veces habían pasado por ahí no llevaban dinero. Es probable que fueran también a pedírselo a Dios, uno puede entrar a la presencia del Señor y pedirle, esa puede ser parte de nuestra oración. Observo continuamente, cómo en el tiempo de alabanza, tras ser llevados a un punto de adoración y exaltación a Dios, las personas se desmotivan por no encontrar nada para sí mismas.



En muchas oportunidades las personas se quedan ancladas en lo que desean y no en lo que Dios tiene para ellas. Están convencidas que lo que necesitan es esto o aquello, pero Dios puede sorprendernos.



““No tengo plata ni oro”, declaró Pedro, pero de lo que tengo te doy”.



Hechos 3:6a



¿Cómo darle dinero a alguien si no tengo? Cuando esté en contacto con las personas se dará cuenta que muchas veces las necesidades no son de cosas materiales, aunque las estén pidiendo. El problema aquí es la actitud, un problema de fe, un problema de posicionamiento en Cristo Jesús o de desconocimiento de las razones por las que Dios permite que pasen ciertas cosas, un aspecto íntimamente relacionado con la madurez espiritual.



Es de suponer que el hombre se haya quedado estupefacto ante la respuesta de Pedro y, tal vez, bastante decepcionado pero, sucedió algo extraordinario.



“En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda! Y tomándolo por la mano derecha, lo levantó. Al instante los pies y los tobillos del hombre cobraron fuerza”. Hechos 3:6b-7



Recuerde que debe orar para recibir lo que Dios tiene y que puede ser algo muy diferente a lo que usted esté pidiendo.



Nuestras oraciones tienen respuestas porque las hacemos en el nombre de Jesucristo y porque pedimos en la voluntad del Padre. Algo es claro, este hombre estaba pidiendo dinero y lo que necesitaba era una sanidad, con más de cuarenta años en esta situación, no se le había ocurrido que podía dejar de ser lisiado.









Lo que Pedro vio a través del Espíritu Santo, fue que este hombre lo que necesitaba era ser sano y su condición pudiera ser transformada de un mendigo a un trabajador útil a sí mismo, a su familia y a su sociedad.



Muchos se han acostumbrado a sus limitaciones y necesidades, pueden ser espirituales, llagas emocionales o físicas. Han estado durante tanto tiempo que creemos que no pueden ser sanadas y nos limitamos a ponerle pañitos de agua tibia. A este hombre, día tras día, lo situaban allí y es muy posible que se le hubiera convertido en un negocio.



Cuando nos hallemos frente a una persona con estas características, debemos discernir, a pesar de sus lágrimas y sus dolores, qué es lo que realmente necesita. Pedirle al Espíritu Santo, que nos muestre sus verdaderas necesidades para poderlas ayudar desde la perspectiva y propósito de Dios.


Usted debe definir cómo va a caminar su vida cristiana, ¿al lado de los oradores o al lado de los mendigos? Ambos serán salvos, pero su condición sobre esta tierra va a ser muy diferente. Aquí no estamos hablando de salvación, estamos hablando de provisión.



¿Qué estaba pidiendo este hombre? Dinero. ¿Qué le dieron? Sanidad. ¿Era lo qué él realmente necesitaba? Sí, aunque él no lo sabía. A veces, estamos tan apegados a ciertos anhelos o cosas y Dios no nos responde por esa oración específica, por el contrario, nos da muchas y mejores cosas según su voluntad. Por ejemplo: Señor lo que yo necesito es un empleo, pero Dios lo que le está dando es tiempo para que lea la Biblia por primera vez en su vida.



Otro asunto de relevancia, es el ejemplo de cómo usted se acerca a Dios, porque generalmente, sus discípulos lo imitarán. Si somos personas que constantemente estamos mendigándole a los hombres, como líderes vamos a ejercer un liderazgo negativo porque todas las personas que nos siguen van a actuar como nosotros. Por el contrario, si usted es de esos oradores que no se levantan de su oración hasta que Dios le responde, así van a ser las personas que usted va a engendrar en el Espíritu Santo para la gloria del Señor.



No suframos de estrabismo espiritual, con un ojo miramos a Dios y con el otro miramos a los hombres, a ver dónde encontramos respuesta primero. Espere y confíe que la respuesta de Dios es la correcta, así Dios le responda con algo que usted no le está pidiendo, pues Él sabe lo que es mejor para nosotros y usted debe recibir agradecido lo que Dios tiene para darle.









Seguiremos en la proxima-



Que Dios te siga llenando de su paz.








miércoles, 16 de septiembre de 2009

Que es un paradigma?

Un paradigma es —desde fines de la década de 1960— un modelo o patrón en cualquier disciplina científica u otro contexto epistemológico. El concepto fue originalmente específico de la gramática; en 1900 el diccionario Merriam-Webster definía su uso solamente en tal contexto, o en retórica para referirse a una parábola o a una fábula. En lingüística, Ferdinand de Saussure ha usado paradigma para referirse a una clase de elementos con similitudes. El término tiene también una concepción en el campo de la psicologia refiriéndose a acepciones de ideas, pensamientos, creencias incorporadas generalmente durante nuestra primera etapa de vida que se aceptan como verdaderas o falsas sin ponerla a prueba de un nuevo análisis.

Etimología [editar]El término paradigma[1] se origina en la palabra griega παράδειγμα (paradeigma), que significa «modelo» o «ejemplo» . A su vez tiene las mismas raíces que παραδεικνύναι, que significa «demostrar».


La evangelista de la resurrección en el cuarto evangelio*
Maribel Pertuz

La experiencia pascual y el anuncio de la resurrección por parte de las mujeres en el cuarto evangelio se nos presenta de forma novedosa y con características diferentes a las que nos muestran los sinópticos (Juan 19,25-27; 20,1‑18). Este evangelio intenta estabilizar el discipulado de iguales en contra de la dominación patriarcal: igualdad en actitudes y en relaciones eclesiales. No insiste en la autoridad del varón o de los doce, sino que considera a todos y a todas como receptores de la misión de Jesús. Este evangelio nos ofrece una alternativa frente al proyecto ideológico y político de la época que excluía a los pobres, a las mujeres, a los niños e impedía su dignidad.

The Paschal experience and the announcement by women of the resurrection in the Fourth Gospel is presented to us in a new and newsy way and with characteristics different from those evident in the Synoptics (John 19,25-27; 20,10-18). This Gospel intends to establish the discipleship of equals in contrast to patriarchal domination: equality of attitude and of ecclesial relations. It does not insist on the male authority of the Twelve but regards all as receiving the mission of Jesus. This Gospel offers us an alternative in the face of the ideological and political program of the time which excluded the poor, women, and childred, and placed impediments on their dignity.



Introducción

Al contar las escenas de la pascua, los cuatro evangelios nombran a María Magdalena en compañía de otras mujeres. Ella se había entregado de manera desinteresada a la extensión del Reino de Dios y llevaba junto a otras mujeres y varones una vida itinerante. Acompañaba a Jesús por las aldeas, ciudades, lugares desiertos (Mc 15,40-41). Era de Magdala y vino hasta Galilea para integrarse al número de discípulos y discípulas de Jesús.

Esta mujer estuvo presente en los acontecimientos pascuales. Vio el sepulcro abierto, experimentó la resurrección y recibió el envío de anunciar esta buena noticia (Jn 20,1; Mt 28,1; Mc 16,9; Lc 24,10). El relato de Juan 20,1-18 nos cuenta la revelación que María Magdalena recibe de Jesús y la petición de ir a proclamarlo a los hermanos y hermanas.



1. María Magdalena y el discípulo amado:
símbolos y paradigmas en la fe y el discipulado de las comunidades

La siguiente estructura quiástica se inicia con la visita de María Magdalena sola a la tumba, cuando apenas amanecía. Encuentra la piedra retirada y concluye con el reconocimiento de Jesús resucitado y el envío. En el centro aparece el discípulo amado quien ve y cree.

Veamos la estructura: de Jn 20,1-18:

A - v.1: visita de María Magdalena al sepulcro
B - v.2: corre a avisar a Pedro y al discípulo amado
C - v.3a-8a: Pedro y el discípulo amado visitan el sepulcro, ven las vendas
• D - v.8b: vio y creyó
C’ - v.9: no habían entendido lo que dice la escritura: resucitaría
B’ - v.10: Pedro y el discípulo amado regresan a la casa
v.11‑13: María Magdalena regresa al sepulcro, llora, se encuentra con los
ángeles
v.14‑16: ve a Jesús y no lo reconoce
A’ - v.16‑17: reconoce a Jesús resucitado
v.18: es enviada a anunciar a los hermanos y hermanas

María Magdalena y el discípulo amado, ejemplos centrales de estas comunidades, son resaltados en el plano de la fe y el discipulado. Ellos ven y creen. El verbo “ver” significa creer en este evangelio; aparece 8 veces en el relato, alternando distintas formas, aunque prevalece: el darse cuenta, percibir sentir, experimentar. Aparece 6 veces en relación con María Magdalena, 2 en relación al discípulo amado y en Pedro 1 vez. Este es un lenguaje testimonial utilizado también en la primera carta de Juan: “lo que hemos visto y oído lo anunciamos para que estén en comunión con nosotros” (l Jn 1,3). Se quiere resaltar aquí la actitud creyente de las mujeres en relación con el discípulo amado, símbolo del discipulado de las comunidades joaninas.

En este relato María Magdalena aparece con gran protagonismo. Los verbos son de mucha acción. Ella viene, ve, corre, se agacha, busca, dice, volvió, he visto, anuncia. Se nota una actitud de búsqueda bien marcada. Jesús les había dicho: “quien busca encontrará”.

En el v.l sólo se nombra a María Magdalena. ¿Siguió el redactor otra fuente? Lucas habla de varias mujeres que llevan perfume (Lc 24,l). En el v.2 Juan da a entender que había otras mujeres, cuando lleva la noticia del sepulcro vacío: “no sabemos donde lo han puesto”. Este verbo en plural permite la hipótesis de que había otras. Se nota la intencionalidad de los redactores en resaltar a María Magdalena como testiga privilegiada.

¿Por qué éste interés de las comunidades joaninas en colocar a una mujer en medio de los relatos pascuales?

Si partimos de las intuiciones que viene trabajando Francisco Reyes, sobre una comprensión mítica de la resurrección como experiencia fundante de las comunidades que influyeron en la construcción del cuarto evangelio, se fundamenta la propuesta alternativa frente al patriarcado, al colocar a María Magdalena como símbolo en el nacimiento de las comunidades. Es decir, el cuarto evangelio estaría planteando un cambio profundo que en el contexto del siglo I significaría romper con toda una cosmovisión, un imaginario social del patriarcado, con paradigmas masculinos centrados en el padre que sobre‑determinaban las relaciones sociales. Era un mundo racional basado en el poder masculino, introyectado por la cosmovisión judeo‑greco‑cristiana. Esto debió ser considerado escandaloso y subversivo en aquella época.

En el lenguaje teológico simbólico de la tradición es frecuente oír referencias a la “naturaleza” femenina de la Iglesia. ¿De dónde proviene esta naturaleza femenina? ¿Cuáles serían las consecuencias de este ser femenino para un hacer femenino?

María Teresa Porcile dice que si la Iglesia es mujer, sería posible entender algo del ser de la Iglesia a través del ser de la mujer. Esto implicaría descubrir qué quiere decir ser mujer y las más indicadas para explicitar esta identidad serían las mujeres. Ella habla de “la menor” que es la mujer en la Iglesia... Esperamos que llegue, en modulaciones tonales, al “mi mayor” que es la identidad profunda (mi‑yo) de la “iglesia como mujer”. El discipulado de iguales y las discípulas ejemplares que he venido estudiando en este evangelio son una confirmación de esta sospecha. Se nota la intencionalidad en todo el evangelio de ubicar a las mujeres como paradigmas en la fe y en el seguimiento, y una oposición fuerte hacia el patriarcado. Por eso estas comunidades tuvieron tantos problemas porque desestabilizaban el sistema desde su posición radical frente a esta dominación que no sólo rechazaban sino que evitaban repetir.

Parece ser que en las fuentes más antiguas, como es el caso de los relatos de la pasión, muerte y resurrección, paticiparon mujeres en la conservación de la memoria y en el tiempo de la redacción del cuarto evangelio. Posiblemente se presentaban conflictos por el liderazgo de las mujeres. También es posible que las mujeres que hacían parte de las comunidades en el tiempo de la redacción de este evangelio estuvieran más abiertas al cristianismo joánico e insistieran que ellas formaban parte de la comunidad del discípulo amado.



2. Acercamiento al texto

María vio que la piedra había sido quitada y sólo en una segunda visita se atrevió a mirar dentro del sepulcro sin entrar en él (Marcos y Lucas dicen que si entró). Vio dos ángeles. Estos no dan ninguna información sobre el resucitado como en los sinópticos. No es necesario que lo hagan, ya que el relato de la tumba vacía se funde con la primera aparición del resucitado.

María Magdalena al comunicar a Pedro y al discípulo amado les dice “se han llevado del sepulcro al Señor”. Desde ahora aparece kyrios como designación a Jesús. Esa expresión del evangelista para nombrar al resucitado es un indicio de que está interpretando a la luz de la fe de la comunidad que ya tenía la experiencia de la resurrección.

La actitud de María Magdalena cuando corre a avisar a estos dos discípulos, es una manera de expresar la familiaridad que había entre las discípulas y los discípulos responsables de las comunidades. Ella los convoca y los pone en movimiento a partir de su búsqueda a Jesús. En el evangelio apócrifo de María Magdalena, dice que ella los anima a salir a predicar.

Después de que María Magdalena ha informado sobre la situación, Pedro y el discípulo amado visitan el sepulcro. En el v.3 su experiencia está narrada con gran fuerza dramática y con una riqueza de detalles: allí ven las vendas dispuestas ordenadamente.

Entró el otro discípulo que había llegado primero, vio y creyó. Se nota un interés teológico que es sólo tema en este evangelio: ver y creer (v.8.17,21 y 28). Se percibe una comprensión creyente del propio resucitado que aparece también en los v.8,17,21 y 28.

En el v.13, los ángeles preguntan a María: ¿por qué lloras? Ella responde porque se han llevado a mi Señor. Esta es otra forma de expresar la fe en el resucitado y la importancia que tenía en medio de la comunidad.

De igual manera el v.9 da a entender la experiencia de resurrección que ya se vivía en estas comunidades cuando se redactó el cuarto evangelio.



3. Experiencia de resurrección en las mujeres

El reconocimiento ocurre cuando Jesús llama por su nombre a María (v.16). Llamar por el nombre, puede significar aquí la familiaridad de Jesús con esta mujer discípula, la cercanía y relación estrecha en amistad y misión. No hay revelación del ser de Dios sino en el amor y en la amistad. Según Lagrange el nombre hebreo Miryam, y la forma posterior del nombre María, significa, la vidente o la que hace ver. En Éxodo 15,20-21 se llama efectivamente profetisa. También significa elevada o excelsa. Estos datos pueden ayudarnos a comprender el símbolo que esta mujer representa para las comunidades joaninas interesadas en igualar, en dar importancia a quienes estaban discriminados por la sociedad y la élite religiosa judía de la época. Jesús resucitado se da a conocer, se revela a esta mujer que busca y cree. Ella no se da por vencida. Regresa, insiste. Responde: rabbuni que en arameo quiere decir maestro mío. Esta respuesta, también supone una actitud creyente.

Ella es la discípula fiel que busca al Señor y lo encuentra. Su tristeza se convirtió en “alegría que nadie podrá quitar” (16,20), como la mujer en la hora del parto (Juan 16,21-22). Nada ni nadie podrá detenerla ante esta misión que Jesús le encomienda, como lo hizo la samaritana al encontrarse con el Mesías (4,28-30). María Magdalena es de los suyos. No sólo reconoce su voz y hace lo que Él dice sino que recomienda como María, la madre de Jesús: “hagan lo que Él diga”. En el evangelio apócrifo de María Magdalena, ella los anima a hacer lo que les enseñó el maestro.

En el cuarto evangelio, Jesús es reconocido y presentado por María como el jardinero, es decir, para estas comunidades, Él se hace presente en la cotidianidad y desde los sencillos, los pobres de la sociedad. Las mujeres experimentan la resurrección en la vida, en la comunidad. Jesús resucitado se hace presente y visible a través de la vida cotidiana de los hermanos y hermanas.

La sensibilidad de las mujeres frente a la experiencia de la resurrección está ligada al sufrimiento en la defensa de la vida y ante tantas formas de opresión (Jn 19,25‑27; 2 Macabeos 7,29; 2 Reyes 4; Lc 7,11; Jn 11,21-22).

Se nota una tensión entre la teología joanina y la concepción de la iglesia primitiva frente a la resurrección. Aquí interesa de manera especial la vida humana en todas sus dimensiones, los pobres, los discriminados de la sociedad. Por eso se le da gran valor a esta mujer María Magdalena como discípula, allí experimenta su resurrección.



4. Anuncio de la resurrección por parte de las mujeres

En el v.17, María recibe el encargo de ir a las hermanas y hermanos de Jesús. En la fuente de Mateo 28,9 y siguientes dice que, cuando Él las saluda, se le acercan, abrazan sus pies y le adoran de rodillas. De modo parecido en la fuente joánica: María se postró ante Jesús y quiso abrazar sus pies. La reacción natural de María Magdalena es la de abrazar a Jesús. Él le dice: “no me toques que aún no he vuelto donde mi Padre”. Esta diferencia se debe tal vez al encargo de ir a los hermanos y hermanas a anunciar la resurrección de Jesús. También puede significar un cambio en la relación del amigo y el maestro con sus discípulos y discípulas. Una mujer, la hermana de Lázaro, lo había ungido. Ahora la nueva manera de relacionarse con Él, es en la comunidad, que continuará la vivencia de Jesús: “anda a decirles a mis hermanos y hermanas que subo donde mi Padre, que es el Padre de ustedes, donde mi Dios, que es el Dios de ustedes”. La comunidad joánica tiene a Jesús por hermano, que los atrae al Padre y Dios de todos y todas, que recibe por hijos e hijas a quienes creen en Jesús, su Hijo.

En el evangelio apócrifo de María Magdalena ella insiste en que hay que ir a predicar el Evangelio del Reino y anima a discípulos y discípulas a pesar de la persecución: “estaban tristes, lloraban mucho y decían: ¿cómo podemos ir a los gentiles a predicar el Evangelio del Reino, del Hijo del Hombre? Si Él mismo fue perseguido, nosotros también correremos la misma suerte. Aquí María interrumpe la conversación para consolar a los discípulos y discípulas y para sacarlos de su indecisión. Entonces María se levantó, saludó a todos y a todas y habló: no lloren, y no sean indecisos(as), pues su gracia estará con todos y todas ustedes y los/las protegerá, pues Él nos preparó y nos volvió personas humanas” .

También en este evangelio apócrifo aparece una polémica especialmente por parte de Pedro y Andrés que no creen que el Salvador les haya dicho eso. Leví se pronuncia expresando: “Si el Salvador la volvió digna ¿quién eres tú para repudiarla?”

En el v.18, María fue a anunciar a los discípulos: “he visto al Señor” y les cuenta las cosas que le había dicho. En Lucas 24,11 dice que cuando ellas contaron a los discípulos, les pareció que eran desatinos y no las creyeron.

Haber visto a Jesús resucitado y haber sido enviada a proclamarlo es muy importante. Esta mujer se constituye en la evangelista de la resurrección.

Estas mensajeras de la buena noticia de la resurrección son una fuerza y motor para la continuación del movimiento y misión de Jesús. El resucitado las confirma como discípulas y les confiere una gran dignidad. Ellas trataron de reunir a los discípulos y discípulas dispersos.

A pesar del lenguaje androcéntrico del Nuevo Testamento y todo el empeño por evitar que otras mujeres siguieran el ejemplo de María Magdalena, se dio en los cánones mayor importancia a Pedro como primer testigo. Juan la rescata y presenta una alternativa dentro del contexto de su tiempo. Así como Judit rescata la memoria de la hija olvidada de Israel en forma profética, denunciando los atropellos, las comunidades joaninas expresadas en el cuarto evangelio recuperan a la hija olvidada del Nuevo Testamento: la evangelista de la resurrección.

Al preferir Jesús a una mujer para hacerla testiga de su resurrección nos está diciendo que prefiere a los últimos, y los hace primeros y así nos muestra que Dios está de parte de los pobres, de las mujeres que eran discriminadas en esa época.

María Magdalena se convierte en símbolo de lo nuevo que Dios realiza. Ya no más exclusión y dominación. Él siempre actúa desde los oprimidos con quienes construye la historia de salvación. Así como Agar es símbolo en medio del pueblo de Israel del proyecto alternativo que Dios construye desde abajo, desde los excluidos a nivel de etnia, sexo, clase social, María Magdalena es símbolo del nuevo pueblo, de las comunidades de hermanas y hermanos igualitarias donde no hay judío, ni griego, esclavo, ni libre, hombre, mujer, sino uno en Cristo.

Conclusión - Algunos aspectos metodológicos

Jesús se revela a las mujeres y las hace testigas privilegiadas de la resurrección. Las envía a anunciar la buena nueva.

Se revela a María Magdalena como el Jesús humano que está presente en el trabajador empobrecido, en el hermano, la hermana, en la comunidad. También aparece como el maestro, el Señor de la historia, el que sube al Padre.

El señorío de Jesús aquí no es a la manera imperial, excluyente en su proyecto ideológico y político, es de acogida igualitaria, de servicio abnegado. Por eso, Él es quien lava los pies a sus discípulos, prefiere a los pobres, a las mujeres y a los pecadores.

Ser discípula o discípulo en este Evangelio es ante todo: creer en Jesús, quien padeció, murió, resucitó y salir a anunciarlo.

El papel que desempeñaban las mujeres en estas comunidades joaninas del siglo I nos muestran un retrato diferente de otras comunidades en sus valores y concepciones. También se refleja una tensión entre la teología joanina y la visión tradicional de las iglesias frente a la resurrección de Jesús.

La animación pastoral de las mujeres en los primeros tiempos del cristianismo fue un hecho que declinó en el transcurso del tiempo y que hoy tenemos que continuar recuperando para ser fieles al proyecto de Jesús.

Es importante reconstruir la historia reivindicativa de las mujeres en la Biblia desde la exégesis y la hermenéutica feminista, aún cuando siempre resulte aproximativa. Intentar recuperar la presencia y el rol de las mujeres en la Biblia desde esta perspectiva nos desafía a la creatividad, evitando leerla como historia de una acción masculina y patriarcal. En esta búsqueda nos encontramos con sorpresas agradables pero también con contradicciones en los mismos textos.

El interés de género para leer el contexto histórico del siglo I desde los excluidos es decisivo para la interpretación bíblica que hacemos las mujeres creyentes. Las mujeres no viven la historia oficial. Sobreviven. No se reconocen en ella. Así también se formuló la historia del pueblo de Dios. Mujeres de ayer y hoy emergen del silencio impuesto, forjadas por la lucha y el sufrimiento. Por eso, se hace necesario el estudio y análisis de las sociedades de Oriente Antiguo en relación con la mujer, especialmente las sociedades hebreas y greco‑romanas. Ubicarnos desde la historia popular ayer y hoy, descubriendo la realidad de opresión, de lucha, de resistencia, es una manera de fortalecer las relaciones alternativas de igualdad y de justicia, animadas por el Dios de la Biblia que hace opción por los discriminados de la sociedad a nivel de etnia, género o clase.

También es importante profundizar sobre el patriarcado en sus diversas manifestaciones. Esto arroja luces para la comprensión de la historia bíblica y para la relectura de los textos. Es muy útil la reconstrucción de los orígenes cristianos desde la dimensión de las mujeres. Esto se hace muchas veces desde la invisibilidad, el silencio, las contradicciones. Aquí el paralelismo juega un papel importante tanto en la intratextualidad, intertextualidad y extratextualidad.

Descifrar la simbología de las mujeres por parte de éstas en cada período bíblico permite recuperar su valor e identidad. Desde el análisis literario se desvelan los rasgos patriarcales, rescatan los detalles del lenguaje que sirven para una lectura liberadora, leyendo los silencios, las evocaciones femeninas, los movimientos de las palabras, los contrastes, es decir, reconstruir el texto y recrearlo con mirada de género.

Rescatamos valores en línea de espiritualidad y teología feminista en la Biblia. Tenemos que encontrar elementos liberadores desde las mujeres al preocuparnos por los aspectos que destacan o expresan la bondad de Dios en términos femeninos. Se hace necesario desvelar las imágenes patriarcales que se han transmitido de Dios y recuperar imágenes femeninas.

Los interrogantes que hacemos las mujeres y las nuevas claves que venimos construyendo nos llevan a conclusiones mas favorables de género. También rescatamos en los textos una teología y espiritualidad feminista, dando interés especial a valores que se han despreciado durante años por ser de género femenino. Se desvelan las imágenes masculinas de Dios como Padre, Juez, Castigador, Soberano, Señor, Creador y Todopoderoso.

Buscamos elementos liberadores desde las mujeres al preocuparnos por los aspectos que destacan o expresan la bondad de Dios con términos femeninos: Dios como una gallina que recoge a sus polluelos. Buscamos imágenes femeninas de Dios: mujer y madre. El Shaday (Dios de la montaña) es una palabra cuya raíz se utiliza para el seno materno: Is 66,13. Hay muchas metáforas femeninas en la Biblia: Nm 11,12; Os 11,1-4; Lc 13,34; Is 49,13; 66,13; Sal 131,2; 115,5.

Si Dios es el Seno Materno ¿por qué decimos sólo Dios Padre? pero es madre. Y ser madre abarca muchos aspecto. Esto significa reconocer, que en los seres humanos hay aspectos que son de género femenino o masculino. También en Dios los hay.

El Espíritu Santo en hebreo es femenino: ruah. En español el género no es el sexo. ¿Qué significa entonces para la mujer que el Espíritu Santo sea femenino? En griego es neutro. Él es el consolador. En Él hay una identificación con los que sufren y tienen gran resistencia.

La teología de la casa en contraposición a la teología del templo es una clave necesaria en esta búsqueda.



Bibliografía

BROWN, Raymond E. A comunidade do discípulo amado. São Paulo, Edições Paulinas, 1981, 210p. (Nova Coleção Bíblica).

ESTÉVEZ, Elisa. “La mujer en la tradición del discípulo amado”, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana 17, Editorial DEI, San José, 1994, p.65-74.

MÉNDEZ, Adriana. La buena noticia desde la mujer - Reflexiones sobre la mujer en el evangelio de Lucas. México, Centro de Reflexión Teológica, 1989, 127p. (Serie Pastoral, 9).

PORCILLE, María Teresa. La mujer esperanza de salvación. Edic. Trilce.

REYES, Francisco. La resurrección como clave teológica en el cuarto evangelio.

REYES, Francisco. “Y Jesús le dijo ¡María!”, en Revista Utopías, Bogotá, 1995, nº 22. p.17.

viernes, 11 de septiembre de 2009

TOMA TIEMPO - Anónimo


Toma tiempo para pensar... Este es el origen del poder.
Toma tiempo para jugar... Este es el secreto de la eterna juventud
Toma tiempo para leer... Esta es la fuente de la sabiduría.
Toma tiempo para orar... Este es el mayor poder sobre la tierra.
Toma tiempo para amar y ser amado... Este es un privilegio dado por Dios.
Toma tiempo para la amistad... Este es el camino de la felicidad.
Toma tiempo para reír... Esta es la música del alma.
Toma tiempo para dar... Esto llena de alegría la vida.
Toma tiempo para trabajar... Este es el precio del éxito.
Toma tiempo para hacer caridad... Esta es la llave del cielo.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

LEALTAD

Quizás nadie entienda mejor el valor de la lealtad que aquella persona que ha sido traicionada en algún momento... Está claro que todas las personas esperamos la lealtad de los demás, y que a nadie le gusta ser traicionado, o saber que un amigo habló mal de nosotros. En otro sentido, nos parece terrible cuando, después de trabajar en un empresa muchos años, nos despiden sin pensar en todos los años que le invertimos. Detectar la lealtad (o deslealtad) en los demás es fácil, pero ¿Cómo estoy viviendo yo la lealtad? ¿Realmente sé qué es? ¿Qué esperan los demás de mí?

La lealtad implica un corresponder, una obligación que se tiene al haber obtenido algo provechoso. Resulta un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos. Por eso, el concepto de lealtad se entronca con temas como la Patria, el trabajo, la familia o la amistad. Cuando alguien nos ha dado algo bueno, le debemos mucho más que agradecimiento.

La lealtad es un valor, pues quien es traidor, se queda solo. Necesitamos ser leales con aquellos que nos han ayudado: ese amigo que nos defendió, el país que nos acoge como patria, esa empresa que nos da trabajo. La lealtad implica defender a quien nos ha ayudado, en otras palabras “sacar la cara”.

Si somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a una etapa más profunda, con madurez. Cualquiera puede tener un amigo superficial o trabajar en un sitio simplemente porque nos pagan. Sin embargo, la lealtad implica un compromiso mayor: supone estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar no sólo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.

En este sentido, la lealtad es una llave que nos permite tener un autentico éxito en nuestras relaciones. Además no es un valor fácil de encontrar. Es, por supuesto, más común aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más. Es frecuente saber que alguien frecuenta un grupo contrario porque le da más beneficios, luego, esta persona no resulta confiable para nadie.

Existen distintas actitudes desleales:  Las críticas que se hacen las personas, resaltando los defectos, lo limitado de sus cualidades o lo mal que realizan su trabajo.  Hablar mal de nuestros jefes, maestros o de las instituciones que representan.  Divulgar confidencias que se nos han hecho.  Quejarnos del modo de ser de alguien y no ayudarlo a superarse.  Dejar una amistad por razones injustificadas y de poca trascendencia, como el modo de hablar, vestir o conducirse en público.  El poco esfuerzo que se pone al hacer un trabajo o terminarlo.  Cobrar una suma mucho más alta a la pactada.

Como vemos, la Lealtad se relaciona estrechamente con otro Valores como la Amistad, el Respeto, la responsabilidad y la honestidad entre otras.

Sin embargo, no es suficiente contradecir las actitudes desleales para ser leal, es necesario detenernos a considerar algunas observaciones:

 En toda relación se adquiere un deber respecto a las personas. Como la confianza y el respeto que debe haber entre padres e hijos, la empresa con los empleados, entre los amigos, los alumnos hacia su escuela…  Es necesario reconocer los valores que representan las instituciones o aquellos que promueven las personas con sus ideas y actitudes. Nunca será buena idea que una persona que se preocupa por vivir los valores, trabaje en un lugar donde se hacen fraudes o impera la corrupción.  Se deben buscar y conocer los valores permanentes para cualquier situación, de otra forma se es "leal" mientras se comparten las mismas ideas. La persona que convive en un ambiente de diversión malsana y excesos, pronto se alejará y comenzará a hablar mal de aquellos que dejaron de participar de sus actividades.

De esta forma vemos como la Lealtad no es consecuencia de un sentimiento afectivo, sino el resultado de una deliberación mental para elegir lo que es correcto. El mentir para encubrir las faltas de un amigo (en la casa, el trabajo o la escuela) no nos hace leales, sino cómplices.

A su vez, si colocamos como valor fundamental el alcance de objetivos, podemos llegar a perder el sentido de la cooperación. La persona que participa de una actividad sólo por el resultado exitoso, fácilmente abandona la empresa cuando las cosas no salen bien o simplemente deja de obtener esos beneficios a los que estaba acostumbrado.

Lo que debe quedar claro es que lo importante es vivir los valores por lo que representan, no por las personas que en algún momento dictan una norma. Todo trabajo se debe hacer bien, no por “quedar bien con el jefe”, sino por nuestra integridad y compromiso con nuestro trabajo y nuestra sociedad.

Con todo lo anterior veremos que aún sin darnos cuenta, las relaciones que hemos sabido mantener se deben en gran medida a la vivencia del valor de la Lealtad. No basta conocer los valores, es necesario darlos a conocer y reforzarlos para lograr un cambio de actitud, al hacerlo, logramos madurar la amistad y fortalecer el afecto.

LA LEALTAD

martes, 8 de septiembre de 2009





Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;
Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.

Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

-Madre Teresa de Calcuta M.C.

martes, 25 de agosto de 2009


AMAR A UN SER HUMANO

Amar a un ser humano es aceptar la oportunidad de conocerlo verdaderamente y disfrutar de la aventura de explorar y descubrir lo que guarda más allá de sus máscaras y sus defensas; contemplar con ternura sus más profundos sentimientos, sus temores, sus carencias, sus esperanzas y alegrías, su dolor y sus anhelos; es comprender que detrás de su careta y su coraza, se encuentra un corazón sensible y solitario, hambriento de una mano amiga, sediento de una sonrisa sincera en la que pueda sentirse en casa; es reconocer, con respetuosa compasión, que la desarmonía y el caos en los que a veces vive son el producto de su ignorancia y su inconsciencia, y darte cuenta de que si genera desdichas es porque aún no ha aprendido a sembrar alegrías, y en ocasiones se siente tan vacío y carente de sentido, que no puede confiar ni en si mismo; es descubrir y honrar, por encima de cualquier apariencia, su verdadera identidad, y apreciar honestamente su infinita grandeza como una expresión única e irrepetible de la Vida.

Amar a un ser humano es brindarle la oportunidad de ser escuchado con profunda atención, interés y
respeto; aceptar su experiencia sin pretender modificarla sino comprenderla; ofrecerle un espacio en el que pueda descubrirse sin miedo a ser calificado, en el que sienta la confianza de abrirse sin ser forzado a revelar aquello que considera privado; es reconocer y mostrar que tiene el derecho inalienable de elegir su propio camino, aunque éste no coincida con el tuyo; es permitirle descubrir su
verdad interior por si mismo, a su manera: apreciarlo sin condiciones, sin juzgarlo ni reprobarlo, sin
pedirle que se amolde a tus ideales, sin exigirle que actúe de acuerdo con tus expectativas; es valorarlo por ser quien es, no por como tu desearías que fuera; es confiar en su capacidad de aprender de sus errores y de levantarse de sus caídas más fuerte y más maduro, y comunicarle tu fe y confianza en su poder como ser humano.

Amar a un ser humano es atreverte a mostrarte indefenso, sin poses ni caretas, revelando tu verdad
desnuda, honesta y transparente; es descubrir frente al otro tus propios sentimientos, tus áreas
vulnerables; permitirle que conozca al ser que verdaderamente eres, sin adoptar actitudes prefabricadas para causar una impresión favorable; es exponer tus deseos y necesidades, sin esperar que se haga responsable de saciarlas; es expresar tus ideas sin pretender convencerlo de que son
correctas; es disfrutar del privilegio de ser tu mismo frente al otro, sin pedirle reconocimiento alguno, y
en esta forma, irte encontrando a ti mismo en facetas siempre nuevas y distintas; es ser veraz, y sin miedo ni vergüenza, decirle con la mirada cristalina, "este soy, en este momento de mi vida, y esto que soy con gusto y libremente, contigo lo comparto...si tú quieres recibirlo".

Amar a un ser humano es disfrutar de la fortuna de poder comprometerte voluntariamente y responder
en forma activa a su necesidad de desarrollo personal; es creer en él cuando de si mismo duda,
contagiarle tu vitalidad y tu entusiasmo cuando está por darse por vencido, apoyarlo cuando flaquea, animarlo cuando titubea, tomarlo de las manos con firmeza cuando se siente débil, confiar en él cuando algo lo agobia y acariciarlo con dulzura cuando algo lo entristece, sin dejarte arrastrar por su
desdicha; es compartir en el presente por el simple gusto de estar juntos, sin ataduras ni obligaciones impuestas, por la espontánea decisión de responderle libremente.

Amar a un ser humano es ser suficientemente humilde como para recibir su ternura y su cariño sin
representar el papel del que nada necesita; es aceptar con gusto lo que te brinda sin exigir que te dé
lo que no puede o no desea; es agradecerle a la Vida el prodigio de su existencia y sentir en su presencia una auténtica bendición en tu sendero; es disfrutar de la experiencia sabiendo que cada día es una aventura incierta y el mañana, una incógnita perenne; es vivir cada instante como si fuese el
último que puedes compartir con el otro, de tal manera que cada reencuentro sea tan intenso y tan
profundo como si fuese la primera vez que lo tomas de la mano, haciendo que lo cotidiano sea siempre una creación distinta y milagrosa.

Amar a un ser humano es atreverte a expresar el cariño espontáneamente a través de tu mirada, de
tus gestos y sonrisas; de la caricia firme y delicada, de tu abrazo vigoroso, de tus besos, con palabras
francas y sencillas; es hacerle saber y sentir cuanto lo valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus
riquezas interiores, aún aquellas que él mismo desconoce; es ver su potencial latente y colaborar
para que florezca la semilla que se encuentra dormida en su interior; es hacerle sentir que su
desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta contigo; es permitirle descubrir sus
capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar todo el fruto que podría; es develar ante sus ojos el tesoro que lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una experiencia más rica y más llena de sentido.

Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios limites y mantenerlos firmemente; es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquello que consideras tus
derechos personales; es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo. Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.

Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona; es percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una expresión del Hombre, como una manifestación palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada "ser humano", de la cual tu formas parte; es reconocer, a través de él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar tanto las facetas luminosas y
radiantes de la humanidad, como sus lados obscuros y sombríos; amar a un ser humano, en realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la auténtica naturaleza humana, tal como es, y por
tanto, amar a un ser humano es amarte a ti mismo y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo.

Andrea Weitzner - Argentina

miércoles, 29 de julio de 2009


MI CRISTO ROTO
Ramón Cué S.J.

A mi Cristo roto, lo encontré en Sevilla. Dentro del arte me subyuga el tema de Cristo en la cruz. Se llevan mi preferencia los cristos barrocos españoles. La última vez, fui de compras en compañía de un buen amigo mío. Al Cristo, ¡Qué elección! Se le puede encontrar entre tuercas y clavos, chatarra oxidada, ropa vieja, zapatos, libros, muñecas rotas o litografías románticas. La cosa, es saber buscarlo. Porque Cristo anda y está entre todas las cosas de éste revuelto e inverosímil rastro(bazar) que es la Vida.

Pero aquella mañana nos aventuramos por la casa del artista, es más fácil encontrar ahí al Cristo, ¡Pero mucho más caro!, es zona ya de anticuarios. Es el Cristo con impuesto de lujo, el Cristo que han encarecido los
turistas, porque desde que se intensificó el turismo, también Cristo es más caro. Visitamos únicamente dos o tres tiendas y andábamos por la tercera o cuarta.

“Ehhmm, ¿Quiere algo padre?”

“Dar una vuelta nada más por la tienda, mirar, ver. “

¡De pronto! frente a mí, acostado sobre una mesa, vi un Cristo sin cruz, iba a lanzarme sobre él, pero frené mis ímpetus. Miré al Cristo de reojo, me conquistó desde el primer instante. Claro que no era precisamente lo que yo
buscaba, era un Cristo roto. Pero esta misma circunstancia, me encadenó a él, no sé por qué. Fingí interés primero por los objetos que me rodeaban hasta que mis manos se apoderaron del Cristo, ¡Dominé mis dedos para no acariciarlo! No me habían engañado los ojos! ¡No!. Debió ser un Cristo muy bello, era un impresionante despojo mutilado. Por supuesto, no tenía cruz, le faltaba media pierna, un brazo entero, y aunque conservaba la cabeza, había perdido la cara.

Se acercó el anticuario, tomó el Cristo roto en sus manos y...

“¡Ohhh, es una magnífica pieza, se ve que tiene usted gusto padre, fíjese que espléndida talla, qué buena factura!”

“¡Pero! está tan rota, tan mutilada! “

“No tiene importancia padre, aquí al lado hay un magnífico restaurador amigo mío y se lo va a dejar a usted, ¡Nuevo! “

Volvió a ponderarlo, a alabarlo, lo acariciaba entre sus manos; pero no acariciaba al Cristo, acariciaba la mercancía que se le iba a convertir en dinero.

Insistí; dudó, hizo una pausa, miró por última vez al Cristo fingiendo que le costaba separarse de él y me lo alargó en un arranque de generosidad ficticia, diciéndome resignado y dolorido:

“Tenga padre, lléveselo, por ser para usted y conste que no gano nada 3000 pesetas nada más, ¡Se lleva usted una joya!. “

El vendedor exaltaba las cualidades para mantener el precio. Yo, sacerdote, le mermaba méritos para rebajarlo. Me estremecí de pronto. ¡Disputábamos el precio de Cristo, como si fuera una simple mercancía!. ¡Y me acordé de Judas! ¿No era aquella también una compraventa de Cristo?

¡Pero cuántas veces vendemos y compramos a Cristo, no de madera, de carne, y en él a nuestros prójimos! Nuestra vida es muchas veces una compraventa de cristos.

¡Bien! cedimos los dos, lo rebajó a 800 pesetas. Antes de despedirme, le pregunté si sabía la procedencia del Cristo y la razón de aquellas terribles mutilaciones. En información vaga e incompleta me dijo que creía procedía de la sierra de Arasena, y que las mutilaciones se debían a una profanación en tiempo de guerra.

Apreté a mi Cristo con cariño, y salí con él a la calle. Al fin, ya de noche, cerré la puerta de mi habitación y me encontré sólo, cara a cara con mi Cristo. Que ensangrentado despojo mutilado, viéndolo así me decidí a
preguntarle:

“Cristo, ¿Quién fue el que se atrevió contigo?! ¿No le temblaron las manos cuando astilló las tuyas arrancándote de la cruz?! ¿Vive todavía? ¿Dónde? ¿Qué haría hoy si te viera en mis manos? ¿Se arrepintió? “

“¡CÁLLATE! Me cortó una voz tajante. ¡CÁLLATE, preguntas demasiado! ¿Crees que tengo un corazón tan pequeño y mezquino como el tuyo?! ¡CÁLLATE! No me preguntes ni pienses más en el que me mutiló, déjalo, ¿Qué sabes tú? ¡Respétalo!, yo ya lo perdoné. Yo me olvidé instantáneamente y para siempre de sus pecados. Cuando un hombre se arrepiente, Yo perdono de una vez, no por mezquinas entregas como vosotros. ¡Cállate! ¿Por qué ante mis miembros rotos, no se te ocurre recordar a seres que ofenden, hieren, explotan y mutilan a sus hermanos los hombres?. ¿Qué es mayor pecado? Mutilar una imagen de madera o mutilar una imagen mía viva, de carne, en la que palpito Yo por la gracia del bautismo. ¡Oh hipócritas! Os rasgáis las vestiduras ante el recuerdo del que mutiló mi imagen de madera, mientras le estrecháis la mano o le
rendís honores al que mutila física o moralmente a los cristos vivos que son sus hermanos”.

Yo contesté:

“No puedo verte así, destrozado, aunque el restaurador me cobre lo que quiera ¡Todo te lo mereces! Me duele verte así. Mañana mismo te llevaré al taller. ¿Verdad que apruebas mi plan? ¿Verdad que te gusta? “

“¡NO, NO ME GUSTA! Contestó el Cristo, seca y duramente. ¡ERES IGUAL QUE TODOS Y HABLAS DEMASIADO! “

Hubo una pausa de silencio. Una orden, tajante como un rayo, vino a decapitar el silencio angustioso.

“¡NO ME RESTAURES, TE LO PROHIBO! ¿LO OYES?! “

“Si Señor, te lo prometo, no te restauraré. “

“Gracias”. Me contestó el Cristo. Su tono volvió a darme confianza.

“¿Por qué no quieres que te restaure? No te comprendo. ¿No comprendes Señor, que va a ser para mí un continuo dolor cada vez que te mire roto y mutilado? ¿No comprendes que me duele? “

“Eso es lo que quiero, que al verme roto te acuerdes siempre de tantos hermanos tuyos que conviven contigo; rotos, aplastados, indigentes, mutilados. Sin brazos, porque no tienen posibilidades de trabajo. Sin pies,
porque les han cerrado los caminos. Sin cara, porque les han quitado la honra. Todos los olvidan y les vuelven la espalda. ¡No me restaures, a ver si viéndome así, te acuerdas de ellos y te duele, a ver si así, roto y
mutilado te sirvo de clave para el dolor de los demás! Muchos cristianos se vuelven en devoción, en besos, en luces, en flores sobre un Cristo bello, y se olvidan de sus hermanos los hombres, cristos feos, rotos y sufrientes. Hay muchos cristianos que tranquilizan su conciencia besando un Cristo bello, obra de arte, mientras ofenden al pequeño Cristo de carne, que es su hermano. Esos besos me repugnan, me dan asco!, Los tolero forzado en mis pies de imagen tallada en madera, pero me hieren el corazón. ¡Tenéis demasiados Cristos bellos! Demasiadas obras de arte de mi imagen crucificada. Y estáis en peligro de quedaros en la obra de arte. Un Cristo
bello, puede ser un peligroso refugio donde esconderse en la huida del dolor ajeno, tranquilizando al mismo tiempo la conciencia, en un falso cristianismo”. Por eso ¡Debieran tener más Cristos rotos, uno a la entrada de cada templo, que gritara siempre con sus miembros partidos y su cara sin forma, el dolor y la tragedia de mi segunda pasión, en mis hermanos los hombres! Por eso te lo suplico, no me restaures, déjame roto junto a tí, aunque amargue un poco tu vida. “

“Si Señor, te lo prometo". Contesté. “

Y un beso sobre su único pie astillado, fue la firma de mi promesa.

Desde hoy viviré con un Cristo roto.

domingo, 26 de julio de 2009

Frases celebres

Los ideales que han iluminado mi camino han sido la bondad, la belleza y la verdad.
Albert Einstein
Nada tan difícil como decidirse.
Napoleón Bonaparte
En media hora de juego podremos descubrir mejor a una persona que en un año de conversación.
Platón
La generalización de la castidad no conduciría a la extinción de la raza humana; la elevaría a un plano superior.
Mahatma Gandhi
No se siente tanto la ofensa del enemigo, como la que del amigo se recibe.
Aristóteles
La juventud, en todas partes, es atrayente, animosa y vencedora.
Rubén Darío
La lealtad tiene un corazón tranquilo.
Shakespeare
Algunos están dispuestos a cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora.
John Lennon
El bien es lento porque va cuesta arriba. El mal es rápido porque va cuesta abajo.
Alejandro Dumas
Mi madre siempre me dijo que si hubiese sido un sacerdote, me hubiese convertido en papa; que si hubiese sido un soldado, me hubiese convertido en general. En cambio opte por la pintura y me converti en Picasso.
Pablo Picasso
Todo se convierte en placer si se hace a menudo.
Oscar Wilde
Creo en el poder del pensamiento más que en el de la palabra, ya sea oral o escrita. Mahatma Gandhi
Cuando dos hombres desean la misma cosa que no pueden gozar juntos se convierten en enemigos.
Thomas Hobbes
Todo el mundo necesita un abrazo. Así cambia el metabolismo.
Leo Buscaglia
El amor no tiene edad, siempre está naciendo.
Blaise Pascal
El alma tiene sus ilusiones, como el pajarillo sus alas: Son ellas quienes las sostienen.
Victor Hugo
El justo está próximo al corazón de la gente, pero el misericordioso está próximo al corazón de Dios.
Khalil Gibrán
Muchísimas personas sobreestiman lo que no son y subestiman lo que realmente son.
Malcolm Forbes
El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio... Si puedes simular eso, lo has conseguido.
Marx
Para el que mira sin ver, la tierra es tierra no más. Nada le dice la pampa, ni el arroyo, ni el sauzal.
Atahualpa Yupanqui
Hay que evitar un combate en lugar de vencer en él. Hay triunfos que empobrecen al vencido, pero no enriquecen al vencedor.
Juan Zorrilla de San Martín
Quien sabe adular, sabe calumniar.
Napoleón Bonaparte
La madurez del hombre es haber recobrado la seriedad con que jugábamos cuando éramos niños.
Nietzsche
La actividad es lo que hace dichoso al hombre.
Bernard Shaw
Sabio es aquel que constantemente se maravilla.
André Gide
Hay cosas que no se cuentan y mueren en los corazones.
Lucas Vides
Nos volvemos justos idealizando actos de justicia, valientes realizando actos de valentía.
Aristóteles
Yo desconfío del amor de un hombre a su amigo cuando no lo veo esforzarse en comprender al enemigo.
José Ortega y Gasset
Las personas civilizadas están tan cerca de la barbarie como el hierro más pulido lo está de la herrumbre.
Antonio de Rivarol
La alegría y el amor son las dos alas de las grandes acciones.
Goethe
Gobernar una familia es casi tan difícil como gobernar todo un reino.
Michael de Montaigne
Pocos saben envejecer.
La Rochefoucauld
Las cosas más bellas son las que inspira la locura y escribe la razón.
André Guide
Muchas veces la presencia de la cosa amada turba y enmudece la intención más determinada a la lengua más atrevida.
Miguel de Cervantes Saavedra
Mi liberalidad es tan ilimitada como el mar, y profundo como éste es mi amor. Cuando más te entrego, tanto más me queda, pues uno y otro son infinitos.
Willam Shakespeare
Quien siembra ilusiones recoge sufrimientos.
Elie Ben-Gal
Cada hombre puede mejorar su vida mejorando su actitud.
Héctor Tassinari
Hay ciertos defectos que bien manejados brillan más que la virtud.
La Rochefoucauld
La política es la única ciencia para la que no se exige preparación específica alguna.
Stevenson
Buscando lo que deseo voy perdiendo el deseo de lo que busco.
Antonio Porchia
La cooperación no es ausencia de conflictos, sino el medio para resolver el conflicto.
Deborah Tannen
Las oportunidades son como los amaneceres, si uno espera demasiado se las pierde.
Willam Ward
Los sueños son sumamente importantes. Nada se hace sin que antes se imagine.
George Lucas
Nadie se queja por tener lo que no se merece.
June Austen
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
Aristóteles
Hay que defender hoy las cosas que hemos conseguido tras haberlas deseado ayer, antes que dejárnoslas quitar por vivir mirando hacia las que soñamos para mañana.
Epicuro
Al otro lado de las nubes hay un cielo.
Muhammad Al-Fayturi
El hombre no puede descender más bajo cuando convierte sus sueños en oro y plata.
Khalil Gibrán
La humanidad se toma a sí misma demasiado en serio. Es el pecado original del mundo. Si el hombre de las cavernas hubiera sabido reír, la historia habría sido diferente.
Oscar Wilde
Las oportunidades pequeñas son el principio de las grandes empresas.
Demóstenes
Al vencer sin peligro se triunfa sin gloria.
Corneille
Imposible es el adjetivo de los imbéciles.
Napoleón Bonaparte
Nada más peligroso que una amplia idea en un cerebro estrecho.
Dios ha muerto, parece que los hombres lo mataron.. Nietzsche
Donde todos piensan igual, nadie piensa mucho. Rodin

jueves, 16 de julio de 2009

ESTOS SON SOLO ALGUNOS FRAGMENTOS QUE LEYENDO HE DECIDIDO COMPARTIR POCO A POCO...

EN EL TRANSCURSO DEL BLOG TRASMITIRE MIS EXPERIENCIAS A TRAVES DE LAS CUALES ME HE

SENTIDO IDENTIFICADA CON AUTORES QUE NO POR CASUALIDAD LLEGAN A MIS MANOS Y MAS QUE

ESO LLEGAN A MI CORAZON...


ESPERO LES SIRVA Y SEA UN PUENTE PARA QUE "LOS OTROS" DEJEN DE SER "LOS OTROS" Y

SIMPLEMENTE DESCUBRAMOS QUE SOMOS "NOSOTROS"...

VANE






El silencio no es la ausencia de sonido, eso sería imaginárselo negativamente.

El silencio es una reducción de ese ruido interior que ocupa no sólo los oídos sino también nuestra atención. El silencio nos permite escuchar muchos sonidos que de otra manera no escucharíamos: el sonido de los pájaros, del agua, del viento, de los árboles, de las ranas, de los grillos, del acompasado ritmo de la respiración, los latidos del corazón, la música, así como también de la conciencia, los sueños despiertos y las intuiciones.

Uno cultiva el silencio no obligando a los oídos a no oír, sino elevando el volumen de la música del mundo y del alma.

La voz de Dios se puede oír en la intimidad del corazón, sólo cuando la lengua está callada, cuando está en silencio, porque el silencio es el lenguaje del buscador espiritual.

El amor, la gran verdad que trasciende la naturaleza no se comunica de un ser a otro por medio de la palabra, la verdad prefiere el silencio para llevar su significado a las almas amantes. Es en el silencio de la noche cuando se produce la mejor comunicación entre los amantes porque es portador del mensaje del amor y recita la poesía de los corazones.

El lenguaje hablado no es el único medio de comprensión entre dos almas. No son las palabras que salen de los labios las que unen los corazones, hay algo más alto y más puro.

El silencio ilumina las almas, susurra en los corazones y los une, el silencio nos hace viajar como en un velero por el mar del espíritu y nos acerca al cielo. Hemos olvidado ese lenguaje y debe ser aprendido de nuevo. Ese lenguaje es el del amor. El lenguaje del amor es silencioso, se expresa en silencio.

Cuando dos amantes están en verdadera y profunda armonía, cuando sus vibraciones están sincronizadas entre sí, cuando ambos vibran en la misma longitud de onda, entonces hay silencio.

Entonces a los amantes no les apetece hablar porque el silencio es el lenguaje de las almas amantes. Cuando estás profundamente enamorado, puede que tomes de la mano a tu pareja, pero estarás en silencio, en completo silencio.

En ese lago sin olas de tu conciencia, algo se transforma y se pasa el mensaje. Es un mensaje sin palabras. Uno tiene que aprender el lenguaje del amor, el lenguaje del silencio, el lenguaje de la presencia de cada uno, el lenguaje del corazón, el lenguaje de los cuerpos, y en ese lenguaje sobran las palabras.

¿Sabes oír? Cuando cantan los pájaros, ¿llaman a las flores de los campos, hablan a los árboles o repiten el murmullo de los arroyos?.

El hombre, con todo su entendimiento, no es capaz de saber lo que canta el pájaro, ni lo que murmura el arroyuelo, ni lo que susurran las olas cuando lamen la playa suave y delicadamente.

El hombre no es capaz de saber, con todo su entendimiento, qué es lo que dice la lluvia al caer sobre las hojas de los árboles, o cuando sus gotas golpean los cristales de las ventanas. No puede saber lo que la brisa le está diciendo a las flores de los campos.

La ausencia de silencio, el ruido mental, físico y espiritual del hombre actual y de su entorno no le permite apreciar tantas cosas que sólo notamos cuando estamos serenos, en paz y en silencio, porque, después de todo, ¿para qué sirve la vida si el hombre no puede escuchar el canto del pájaro amigo, las conversaciones nocturnas de las ranas al borde del estanque y las discusiones nocturnas de los grillos después de la lluvia?

Pero el corazón del hombre puede sentir y captar el significado de estos sonidos que hacen vibrar sus sentidos. La Sabiduría Eterna habla en un lenguaje misterioso, alma y naturaleza conversan juntas. Sin embargo, ¿no ha llorado el hombre al escuchar los sonidos?, ¿y no son sus lágrimas un entendimiento elocuente?

Fernando Latouche




Siento a Dios que camina tan en mí,
Con la tarde y con el mar.
Con él nos vamos juntos. Anochece.
Con él anochecemos. Orfandad
Oh, Dios mío, recién a ti me llego
Hoy que amo tanto en esta tarde.
Yo te consagro Dios, porque amas tanto;
Porque jamás sonríes; porque siempre
Debe dolerte mucho el corazón.

Cesar Vallejo


Aunque puede que no me encuentre totalmente libre de preocupaciones, yo también puedo aceptar cada día como un regalo de Dios. Espero el amanecer de cada día con gozo. Los retos más grandes en la vida motivan a la gente a lograr lo que parece imposible. Cuando la gente se interesa por otros, sobrepasa la duda y el temor para rescatar, cuidar y proteger a quienes lo necesitan. Cualquier incomodidad desaparece cuando recuerdo que nunca puedo estar a solas, ya que Dios siempre me acompaña. De modo que en lugar de pasar el tiempo pensando que estoy solo, paso un momento tranquilo con Dios. Cierro los ojos y voy al santuario en el centro de mi ser. Allí Dios me aguarda listo para escucharme, guiarme y responder a toda necesidad. Sólo necesito un momento callado con Dios para alejarme de las preocupaciones y desligarme espiritualmente de ellas. En el silencio con Dios, sé que somos infinitamente uno.

Silent Unity


Al mirar dentro de nosotros mismos, tomamos conciencia de una voz interior intuitiva, la cual nos proporciona una fuente muy confiable de guía. Cuando los sentidos físicos son silenciados, y empezamos a escuchar esa voz interior, nos damos cuenta de que sí podemos sanar y crecer mentalmente. En este silencio, en el cual ya no existe conflicto, podemos experimentar el gozo de la paz en nuestra vida.

Gerald Jampolsky


Mi paz viene de dentro. La sencillez de mi vida es un reflejo de lo que llevo en mí. La sencillez de la vida de ustedes no viene de dentro. Es un escape del mundo que los rodea, la negación de aquello de lo que formaron parte y los hirió. Yo no permito que los hechos me hieran. Comprendo que toda la humanidad está en un proceso de crecimiento y, necesariamente, siempre será imperfecta. Nunca podrá ser de otro modo. Lo comprendo, lo acepto y amo a la gente por lo que es y la encuentro agradable porque nuestro Padre la ha hecho así. Encuentren a Dios, aprendan a amar a la gente y encontrarán la misma paz y armonía con la naturaleza.
Joseph F. Girzone



Dios sigue comunicándose con nosotros pero debemos comprender su lenguaje para interpretar sus mensajes. El vehículo de expresión de Dios no son las palabras –aunque a veces nos llegue de esa forma-; es un lenguaje de señales, símbolos, milagros y coincidencias. Abrirnos a él nos permite abrazar una vida mejor y más plena. Cuando aprendemos a ser receptivos a su lenguaje, podemos familiarizarnos con su gramática y sus reglas únicas, y beneficiarnos de su gracia.

Albert Clayton Gaulden

Si Dios tuviera un nombre ¿cuál sería? ¿Y lo usarías para llamarle? Si estuvieras con él cara a cara en Toda su Gloria ¿qué le preguntarías si sólo tuvieras la oportunidad de hacerle una pregunta? Y sí, Dios es maravilloso, sí, Dios es bueno. Pero ¿qué pasaría si Dios fuera uno de nosotros? Un humilde vago como nosotros. Simplemente un extraño en el autobús. Intentando llegar a casa. De vuelta a casa, solitario, de vuelta al cielo. Sin nadie que le llame por teléfono. Salvo quizás el Papa desde Roma. Si Dios tuviera un rostro, ¿cómo te lo imaginas? ¿Y te gustaría mirarlo? ¿Incluso aunque al mirarlo significara que también tienes que creer en cosas como el cielo, Jesús, los santos y los profetas?

Joan Osborne, «If God Was One Of Us»



No pienso en la miseria, sino en la belleza que todavía permanece.


Anne Frank


Si aprendemos a escuchar y a aceptar nuestra intuición y a actuar según ella, podremos conectarnos con el Poder Superior del universo y permitiremos que se convierta en nuestra fuerza conductora.

Shakti Gawain


No trates de alcanzar a Dios con tu entendimiento porque es imposible. Encuéntralo en el amor, que eso si es posible.

Carlos Carretto


Señor, tú llegas hasta lo más profundo de mí y me conoces por dentro. Sabes cuando me detengo o cuando no sé qué hacer; entiendes mis ilusiones y mis deseos como si fueran tuyos; en mi camino has puesto una huella, en mi descanso te has sentado a mi lado; has tocado todos mis proyectos palmo a palmo.

Salmos 139


Caminar hacia Dios es abandonar seguridades y arriesgarse a lo sorprendente.

Mamerto Menapace

jueves, 9 de julio de 2009

Cada quien tiene su propia explicación conforme a su visión personal de su papel en el mundo. Los llamados escritores “comprometidos”, encuentran su razón de ser en la obligación de participar en las transformaciones que consideran indispensables para un desarrollo armónico y justo de la sociedad en que vivimos.
Los que se adscriben a la teoría del “arte” entienden que escriben sólo para crear belleza y provocar un placer estético en los demás.
Pero, no importa en que posición ideológica se hallen ubicados, todos, absolutamente todos, coinciden en un aspecto: escriben por compulsión, escriben porque están obligados a hacerlo, porque no pueden evitarlo, porque una fuerza irresistible sobre la que no tienen ningún control los impulsa a arrojar sobre un papel en blanco ideas que lo angustian y torturan y de las que debe desprenderse a toda costa. El escritor escribe, pues porque tiene que liberarse de sus propios fantasmas.
Y esto nos lleva a un terreno particularmente movedizo y es de cuestionarnos si el escritor es libre o no de escoger sus temas, planear sus narraciones y desarrollar su obra creativa con absoluto control de todos sus pormenores. Yo personalmente, no lo creo. De igual modo que el escritor no elige su vocación sino que ésta se le impone, tampoco es el amo y señor absoluto de lo que crea, sino que de algún modo su obra también se le impone. Vargas Llosa, el famoso escritor peruano contemporáneo, dijo una vez” “Yo no escojo mis temas, éstos me escogen a mí”, expresando gráficamente esa misma idea.
Los antiguos hablaban de “la inspiración” para explicarse este fenómeno mediante el cual las creaciones de los poetas y escritores parecían tener un origen misterioso ajeno a la voluntad de sus autores. Hoy en día, con los avances de las ciencias psicológicas, apelamos a la teoría freudiana del subconsciente para tratar de comprender esa enigmática situación del escritor, que a veces escribe lo que no ha deseado conscientemente escribir, o no lo ha hecho en la forma que había escogido volitivamente para hacerlo.

Ahora llega el momento de formularnos la segunda pregunta: ¿Cómo se escribe? Es decir ¿qué requisitos debe llenar lo que se escribe para que el propósito de comunicación que persigue el escritor se alcance en la forma más efectiva posible? Tratemos de encontrar una respuesta a esa pregunta.
Antiguamente el escritor de obras narrativas intervenía constantemente en el curso de sus relatos explicándole al lector la razón de los actos que realizaban sus personajes, describiendo el carácter de sus héroes y heroínas y regodeándose en largas descripciones de los lugares donde ocurrían los hechos que relataba.
La moderna literaria ha sobrepasado esa etapa porque la obra literaria del presente es una labor de doble vía que demanda la participación activa del lector. Al escritor de hoy no le está permitido llevar como antes de la mano a su lector. Por el contrario, debe limitarse a poner a actuar los personajes de sus historias, dejar que ellos obren por sí mismos y todo lo que el escritor quiera expresar debe hacerlo por conducto de ellos, a través de lo que ellos hagan, digan o piensen. Esta norma hace tal vez más difícil la tarea del escritor, pero sin duda hace más interesante la del lector.

Y ahora a la tercera y última pregunta: “¿Para qué escribe el escritor?”. Gabriel García Márquez, el más popular escritor contemporáneo de la lengua castellana, cuestionado por una periodista hace algunos años, respondió así a esa pregunta: “Escribo para que mis amigos me quieran más”. Yo creo que en esa frase, aparentemente risueña y superficial, está concentrada la respuesta profunda y fundamental de la pregunta.
En efecto, todo creador literario posee una cualidad que le es indispensable y sin la cual su vocación no podría existir. Esa condición es la sensibilidad. Es decir, la propensión a sentir vivamente, profundamente, los estímulos exteriores; la capacidad de sentir —como si lo padeciese en carne propia— el dolor que sufren los demás; la necesidad de rebelarse contra la injusticia aunque uno no sea su víctima directa. Dije una vez y quiero repetirlo ahora, que esa actitud ante la vida no es otra cosa que el reflejo de un amor muy alto, muy extraordinario, muy privilegiado de amar y el escritor, cuando difunde su obra, busca secretamente que ese amor que siente por los demás le sea correspondido.

Dentro de las limitaciones impuestas por el tiempo y por la modesta capacidad de quien les habla, hemos hecho un esfuerzo para dar nuestra respuesta a las tres preguntas básicas que nos formulamos. Ojalá hayamos aportado algo para el conocimiento de ustedes sobre las motivaciones intimas de ese extraño sector de la raza humana que, como escritor, ejerce una vocación que no ha escogido, la desarrolla sin estar muy seguro de lo que hace y que, como si esto fuera poco, no proporciona los medios económicos para vivir de ella.

miércoles, 8 de julio de 2009







LA SOLEDAD EN EL SIGLO XXI


Las grandes ciudades están llenas de solitarios. Crece el número de viviendas ocupadas por una sola persona y el trato físico se sustituye por las relaciones a distancia, por Internet. Es una epidemia que va en aumento.

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La soledad de las grandes ciudades, el hiperindividualismo, la muchedumbre solitaria, las mónadas sociales, fueron temas relevantes en la segunda mitad del siglo XX, pero apenas se habla ya de ello. Los individuos no se han entrañado ni abrazado más entre sí, pero electrónicamente se han comunicado de tal modo que el fenómeno de la interconexión parece haber acallado las inquietudes o las voces del aislamiento.

Se trata, sin embargo, de dos realidades paralelas. Mientras la relación en el cuerpo a cuerpo sigue debilitándose, la relación a distancia, máscara a máscara, aumenta y prolifera. La aventura de ser un individuo diferente o, mejor, siempre dependiente de la imagen proyectada en los demás, se ha provisto ahora de un artilugio mediante el cual la apariencia de nuestra identidad se enreda con nuestras artes de engaño. Nuestro diseño, en fin, se encuentra más en nuestras manos a través del atrezzo, el nickname, el avatar, los juegos del sexo y la edad u otros recursos para hacer personajes de la persona y versiones de lo real.

El prójimo es siempre insustituible para poder ser algo, pero la proporción que de su efectiva sustancia se necesita para esbozar nuestro perfil social puede sustituirse, en parte, por nuestra habilidad para fingir en la pantalla, travestirse en la Red y recrearse en el nuevo espacio virtual, inconcebible hasta ahora.

Indudablemente, la satisfacción no será comparable a la que proporciona un amor encarnado o una consideración tangible, pero, poco a poco, este mundo electrónico será casi todo lo que hay, y la vida en su seno decidirá una porción variable de nuestra composición general. Lo transparente procura abrigo, lo remoto segrega afectividad, lo virtual se materializa, y el sucedáneo, como en las gulas, será progresivamente el único gusto atribuible a la angula.

Incluso, con el uso y el consumo de compañías y sentimientos en la Red, lo que hoy parece sucedáneo borrará su estigma subsidiario y ascenderá de pleno derecho al mundo que alivia los surtidos de la soledad.

Las ‘webs’ sociales. Tras el boom de las compañías puntocom de hace seis años ha estallado el éxito de las empresas que gestionan los puntos de encuentro entre millones de usuarios. Al éxito de la tecnología aplicada a los negocios sucede la multiplicación de los negocios que tienen su base primordial en las personas.

El conocimiento científico, las informaciones de consumo, las opiniones políticas se cruzan en una trama que ha facilitado y estimulado la Red. Y este universo de contactos innumerables posee una importante condición inédita: conectamos con más gentes sin tener que sufrir la penalidad de su aliento. El contacto “personista” se define así por una relación entre personas distantes y distintas, pero sin su extraño o atosigante tufo.

Crece la conexión y hasta la implicación, pero no los compromisos fuertes ni los entrañamientos hondos. De la misma manera que el saber actual es más superficial que profundo, la relación con las personas a través de la Red conforma un modelo a su imagen y semejanza. Tratamos con una multiplicidad de individuos para degustarlos fragmentariamente en aquellos aspectos que nos complacen, nos divierten o nos interesan.

El mundo avanza de esta manera como en un frente de infinitas relaciones ligeras. Vivimos o navegamos, y en lugar de llegar hasta el fondo del otro sustituimos la cavidad por el surf y el corazón por el botox. La interrelación resulta así menos personalista al modo católico de Mounier y, por el contrario, cada vez más “personista”.

En Corea del Sur, las relaciones sociales y afectivas a través de los medios electrónicos superan ya en frecuencia y número a las que se mantienen cara a cara. El rostro de Corea del Sur nunca se nos reveló con nitidez en Occidente, pero ¿no irá sucediendo lo mismo con la vasta y difusa trama que domina Internet y la derivación de su influjo? ¿En qué punto, por ejemplo, se encuentra hoy aquella amistad que amortiguaba la desazón de estar solo? De un lado crecen los telecontactos, aumentan las sectas, se multiplican los clubes, las pandas y las tribus urbanas, y de otro se incrementan los hogares ocupados por una sola persona hasta alcanzar más de la tercera parte de las viviendas en las grandes capitales de Occidente. En este contradictorio contexto, ¿dónde se halla el gozne de la compañía y el apoyo contra la soledad?

La mirada del otro. Muchos nexos y pocos vínculos, mucha conversación en horizontal y escasa en vertical. No es tanto ya la desconfianza en el otro lo que reduce el peso de la amistad, sino la dificultad laboral y residencial para cultivarla y enriquecerla. Poco a poco, sin pensarlo ni ponderarlo, vamos reduciendo la compañía eficaz al recinto de la pareja y sobre ella van concentrándose tantas demandas y exigencias, tanto socorro, que acaba cediendo en sus cimientos o ardiendo por exceso de exigencia.

El otro puede ser un verdugo o un lujo, aunque siempre posee partículas de ambos y siempre parece mejor que estar solo hallarse acompañado porque de la misma manera que no hay mejor especialista en la tortura que el autorturador ni tampoco peor enemigo de la lucidez que nuestra propia ofuscación, el otro cumple como elemento necesario para despejarnos. Aquel que nos observa desde fuera, liberado de nuestra fijación, puede actuar como la llave de nuestra cura. Todo problema tiene su solución, pero a menudo no se halla en nuestro reino y alguien amado, venido desde fuera, abre el encierro. Los términos se vuelven más claros como por ensalmo y saltamos desde su precipicio a la calma gracias a la cirugía de la ajenidad.

No significa, sin embargo, que el otro represente al mágico bálsamo de fierabrás. La especie humana prefiere, en general, no convivir demasiado junta. Precisamente, lo peor de la cotidianidad de las abejas procede de su obligatoria, eterna y hacinada colaboración. Nada parecido al orden de los seres humanos, que encuentran en la soledad una ocasión de lavado y salud precisas.

No será lo mismo la soledad que la independencia, pero la soledad elegida y la independencia conquistada se acercan mucho entre sí. Complementariamente, la calidad del lazo aumenta si ambos asumen su independencia y están juntos pudiendo estar distantes después. La relación florece cuando nadie acarrea su desolación y la soledad posterior a un desacuerdo no se traduce en devaluación o suicidio.

Somos con los demás y los demás son con nosotros, pero sin apelmazamientos. El amor, la amistad, nos construyen mutuamente si los pilares no descansan desequilibradamente. La interdependencia no es, por tanto, suma de dependencias, sino juego de independencias de manera que la metáfora del panal nos endulza tanto como nos encarcela.

Somos, en suma, seres comunitarios y solitarios, ciudadanos e individuos. El inconveniente de la soledad en relación a la visión del mundo reside en que una idea o una opinión mantenida en solitario es prácticamente igual a una creencia, mientras la idea compartida se vuelve convicción y ayuda a trazar itinerarios comunes y a formar un mapa iniciático del que irá hilvanándose una más alegre concepción del mundo.

Pero no revueltos. Contra la exaltación de la compañía, sin embargo, hay que decir que la demasiada presencia del otro es opuesta al progreso. Si los medios de comunicación moderna han triunfado y se han popularizado tanto es debido a su fórmula de permitir hallarse presentes sin presentarse. La pérdida de presencialidad ha ensanchado la lucidez del intervalo en no pocas relaciones ahumadas.

El espectáculo del otro sustituye así, muchas veces en nuestros días, a la realidad efectiva. Las pantallas omnipresentes operan como un cámara de transmutación de lo real para crear el mundo de una irrealidad liviana compatible con la idea de la ausencia. De otra parte, lo específico de nuestra especie no es el contacto con los demás, sino la distancia. Son especies de contacto aquellas que se apiñan por placer y permanecen piel con piel durante horas, como el hipopótamo, el cerdo o el erizo.

Pero hay especies de “no contacto”, entre las que se encuentra el caballo, el perro, el gato, la rata y también los seres humanos. No nos aguantamos demasiado cerca. Puede ser que este rechazo no predomine siendo cachorros o siendo bebés, pero en cuanto se alcanza el estado adulto, toda confortabilidad requiere holgura. Y no ya un hueco para pensar o atacar mejor, sino como hábitat primordial de la supervivencia.

El hacinamiento nos mata, y bastaría la excesiva proximidad para enfermarnos. El individuo (indivisible) requiere para su definición una esfera en la que reine el olor y el amor propio. El abrazo amistoso, la asociación religiosa, el equipo, el vecindario, son elecciones desde la soledad primigenia en que nos fundamos y nos reconocemos. Nada que ver con el pantanoso cosmos del cerdo, la aglomeración de erizos o el apegamiento de los hipopótamos.

En el fondo, además, siempre estamos solos. Más solos que la una y a casi cualquier hora, pobres o ricos, sanos o con hernias. Proust escribía: “Nos comunica alguien su enfermedad o su revés económico, lo escuchamos, lo compadecemos, tratamos de reconfortarle y volvemos a nuestros asuntos. ¡Qué solas estamos las personas!”.

Y qué bello disfrute hallamos en esa oquedad cuando a ratos, voluptuosamente, la escogemos.